Cuando el gobierno de José María Aznar propuso el plan para gestionar los recursos hídricos existentes en España, materializado en lo que se llamó el Plan Hidrológico Nacional (PHN), muchos colectivos sociales y ecologistas salieron a la calle en señal de protesta. Entendieron que dicho plan lesionaba gravemente las existencias hídricas que disponía España, además de suponer un enorme e indecente negocio para las principales empresas constructoras españolas. Un negocio que también suponía desequilibrar en favor del levante español la relación entre los territorios secos de la España interior, escasamente vinculados al boom inmobiliario y la pujante zona de la costa mediterránea que, al calor de la burbuja inmobiliaria, requería nuevos aportes de recursos hídricos. El PSOE, ante el clamor popular que se desató contra el PHN, supo capitalizar ese descontento masivo y ampliamente argumentado. En la campaña electoral del 2004 no dudó en declarar que si llegaban al poder derogarían el PHN. Así lo hicieron y lo sustituyeron por un plan de construcción de 51 desaladoras que además de sustituir el problema de la escasez de agua por más gasto energético ha supuesto un fracaso monumental. De las 51 plantas previstas en el plan, solo están construidas 17 y además solo funcionan al 16,45% de su capacidad. Por tanto ni se ha resuelto el problema del agua ni el gobierno del PSOE fue capaz de proponer un plan serio de ahorro de uno de los recursos más escasos e importantes que existen en el planeta, el agua. Sin embargo, si supo capitalizar electoralmente ese descontento social.
![]() |
Campaña de Ben Magec-Ecologistas en Acción |
En Canarias, hay que recordar el intento de CC de atesorar el descontento ciudadano alrededor de la instalación, por parte de Unelco, del tendido eléctrico a través de las cumbres de Vilaflor en la isla de Tenerife. Famosas son las imágenes de Ricardo Melchior, ex-dirigente de Unelco y actual presidente del Cabildo tinerfeño, saliendo de la ya mítica y masiva movilización del 23 de noviembre de 2003, ante el abucheo generalizado de una ciudadanía que entendió la doble moral de un señor y de un partido político que eran los artífices de tal proyecto.
Lo que ponen de manifiesto estos ejemplos es que la clase política tiende a decir, declarar y manifestar lo que sea con tal de capitalizar cualquier movilización popular masiva sin que esas posiciones se vean luego ratificadas con hechos que las consagren. El leitmotiv de estos comportamientos es el potencial caladero de votos que suponen estas iniciativas o, al menos, alcanzar una mejora en la imagen pública de la formación política ante un amplio sector de la ciudadanía.
![]() |
Interpretación del dibujante Ramón sobre las prospecciones en El País |
Por estas razones la movilización de la ciudadanía canaria contra las prospecciones petrolíferas debe ser una movilización independiente. Al margen de cualquier hipócrita y cínica posición mantenida por los partidos mayoritarios que dominan la tramoya política en las islas. Deben ser unas movilizaciones contundentes porque contundentes son los argumentos, no solo para denunciar una decisión autoritaria que lesiona los intereses económicos, sociales y ambientales de Canarias, sino porque junto al NO al petróleo en Canarias debe ir en paralelo una reivindicación sólida de implantar un nuevo modelo económico y de desarrollo para las islas. Un modelo que inexorablemente debe estar basado en la defesa del medio natural, en el impulso definitivo de las energías renovables y en el fomento de la participación ciudadana en todos aquellos asuntos de vital importancia para los intereses de los canarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario