Y, sin embargo, nada está perdido. Todo está por ganar.
El reciente anuncio del Ministerio de Medio Ambiente dando vía libre a Repsol para que ejecute la perforación del lecho marino, en busca de indicios de crudo frente a Canarias, no debería sorprender a nadie. Lo extraño sería que el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, actuara realmente en defensa de una de las áreas a la que se supone representa. Pero no corren buenos tiempos para la honestidad política, una característica proscrita en los últimos partidos que han llegado a la jefatura de gobierno de este país.
Y no sorprende porque el gobierno de Rajoy lo forman personas que en el pasado mantenían celosa relación con empresas u organizaciones que, en una democracia auténtica, harían saltar todas las alarmas. Los conflictos de interés que subyacen en la gestión de cada uno de estos personajes no son moco de pavo. Con el equipo de Rajoy los lobbies y grupos de presión ya no tienen que influir al ejecutivo porque ellos mismos son el ejecutivo. Para disipar dudas revisen cómo José Manuel Soria y García Margallo se fajaban contra el gobierno argentino cuando este decidió la nacionalización de YPF. Más que políticos parecían diligentes opositores al futuro consejo de administración de la compañía.

Pero ante la ofensiva del autoritarismo sin complejos del gobierno prepotente del PP y el maquillaje ambiental de los discursos del ejecutivo local de CC-PSOE, los ciudadanos canarios debemos sobreponernos y armarnos de argumentos para la movilización. Ante semejantes jugadores solo nos queda nuestra propia voluntad para evitar que nos pongan el traje negro. Para no ser convidados de piedra en un negocio que desde las instancias políticas más exclusivas, se deja en bandeja de oro a Repsol y sus accionistas de la forma más impúdica, delante de nuestras propias narices.
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