jueves, 7 de octubre de 2010

El Puertito de El Sauzal; un espacio a preservar

     
Lo primero que llama la atención cuando nos acercamos a ese espacio de la costa del municipio de El Sauzal en Tenerife, liberado de las construcciones ilegales que poblaban su territorio, es que después de más de 4 años de obras, cualquier ciudadano que desee disfrutar de este espacio natural, no lo pueda hacer salvo que acceda por los dos senderos tradicionales que permanecen abiertos a través del acantilado. Sorprende que la dotación de 6 millones de € dedicados a la intervención de la primera fase  para la demolición de los asentamientos y la construcción del paseo actual, no haya sido suficiente para al menos, acondicionar la actual vía de acceso que permanece cerrada.

Es la costa de El Sauzal un espacio que guarda grandes vivencias y experiencias para su población. Durante quizás más de dos generaciones sus gentes ocuparon este territorio mediante “asentamientos” ilegales que nacieron de forma más o menos espontánea como consecuencia de dos factores. En primer lugar la posibilidad de desarrollar una pequeña actividad económica de subsistencia centrada en la pesca, que complementaba la economía del municipio. En segundo lugar la inexistencia en El Sauzal de un espacio costero donde disfrutar de la playa y la naturaleza desde un punto de vista turístico. Situemos. Estamos hablando aproximadamente de la década de los 70 en este último caso, cuando el boom turístico ya había nacido en Canarias y lo que podría denominarse una cierta cultura asociada a la tenencia de una segunda residencia empezó a desarrollarse a partir de finales de esa década. Era un pueblo con un poder adquisitivo que comenzaría a crecer y que como en la mayoría del resto de pueblos estaba todo por hacer. El fin del franquismo, la Constitución y las primeras elecciones autonómicas abrían una nueva época de oportunidades.

Un interesante ejercicio consistiría en reflexionar e indagar en las razones de por qué en El Sauzal no se ha logrado desarrollar, en los últimos 30 años, un proyecto solvente que permitiera a sus ciudadanos el disfrute de este espacio costero. Si se ocupó la costa de forma más formal en otros municipios de Canarias donde las condiciones eran, a priori, más hostiles que en el caso sauzalero al estar situados en lugares más remotos, recónditos y de difícil acceso. Se nos ocurre por ejemplo, Punta de Jandía o El Cotillo en Fuerteventura o Caleta del Sebo en la isla de La Graciosa en Lanzarote.

Un pueblo, El Sauzal, que partía de similares condiciones económicas y sociales que otros de la isla de Tenerife. Su handicap quizás, ser un pueblo de pequeñas dimensiones pero que a partir del 79 gozó de total estabilidad política (gobierna ATI-CC hasta la actualidad) para impulsar cualquier decisión en ese sentido.

El interrogante es mayor si consideramos que en el municipio vecino, Tacoronte, ya existía una dinámica similar en las zonas del Pris y la Mesa del Mar. En estos enclaves se construyeron durante la década de los 60 instalaciones hoteleras de gran impacto visual y cierta afección ambiental (sobre todo en la Mesa del Mar) que transformaron la costa por completo y permitieron la apropiación por parte de agentes privados (pioneros para unos, caciques para otros) de ese espacio público al calor del boom turístico de la década de los 60. Con posterioridad y durante el inicio del mandato del PSOE que se extendió desde el 79 al 95 en Tacoronte se demolieron las construcciones ilegales que existían, de similares características que en El Sauzal, en un intento infructuoso de devolver a los ciudadanos de Tacoronte el espacio público sin que se hiciera nada contra las instalaciones hoteleras que todavía hoy existen.

Si partimos de la hipótesis de que el equipo de gobierno que entró en El Sauzal en el 79 era consciente de la oportunidad que suponía una costa virgen y accidentada que imposibilitaba que los sauzaleros pudieran disfrutar de la playa en aquellas condiciones, nos aventuramos a indicar que las posibles razones que han retrasado el proceso van en la línea siguiente:

a-Le entrada en vigor de la ley de costas en 1988 que derogó la vigente hasta el momento, que databa de 1969 y que de algún modo, al ser más restrictiva, podía entrar en conflicto o modificar los hipotéticos planes del ayuntamiento en ese momento.

b- Qué la carretera de acceso a la costa perteneciera a un terreno de propiedad privada cuyo propietario (o propietarios) y el ayuntamiento de El Sauzal nunca llegaron a un acuerdo beneficioso para ambas partes.

c-El elevado coste de un proyecto de estas dimensiones que hubiese involucrado al propio ayuntamiento, el Cabildo de Tenerife, el Gobierno de Canarias y la propia Dirección de Costas en los años 80.

d-La orografía abrupta de la costa de El Sauzal que complicaba crear otra vía de acceso alternativa a la existente en dicho territorio.

e-El posible temor del ayuntamiento de El Sauzal a tomar una decisión de cierta impopularidad a principios de los 80 puesto que implicaba “apartar” de la costa a un número pequeño de familias pero con cierta influencia electoral en un momento reciente de llegada al poder de ATI. Para esas familias la ocupación de la costa, totalmente ilegal, informal y sin adquirir derechos de propiedad, tenía un importante componente de apego sentimental y tradicional que reforzaba los lazos de cohesión en un municipio de dimensiones reducidas.

f-El polémico precedente a finales de los 70 del proceso de demolición de unas construcciones similares a las de El Sauzal, existentes en la Mesa del Mar en Tacoronte, del que se salvó el actual hotel Mar y Sol, construido unos años antes a pesar de que incumplía e incumple a simple vista la ley de costas.

g-Aunque en declive entre finales de los 70 y principios de los 80, las fincas que se extendían por esa costa, dedicadas al cultivo del plátano, proporcionaban trabajo a un buen número de personas en el sector de la agricultura. Aunque no tenía que implicar la eliminación de esta actividad, un proyecto turístico en la costa de El Sauzal podía no haberse recibido con buenos ojos por ese colectivo.

h-El hecho simple y llano de que el equipo de gobierno ni siquiera consideró estratégico incluir en sus planes de desarrollo el uso y disfrute de su propia costa, al menos durante las dos primeras legislaturas.

Sea cual fuese la causa o causas últimas que han evitado que los ciudadanos de El Sauzal tuvieran la posibilidad de disfrutar de su costa en condiciones, parece que solo la voluntad individual y la actitud casi de pioneros de las gentes de El Sauzal de contar con un espacio natural cercano al mar, fue el principal impulso que logró doblegar un acantilado de más de 100 m de altura y una carretera de infarto que no gozaba de las mínimas condiciones de seguridad. A lo largo de al menos dos generaciones sobre todo a partir de principios de los 80, los asentamientos fueron proliferando alrededor de una extensión de unos 2 km de costa donde las edificaciones, que llegaron a superar las 400, fueron construidas directamente sobre el risco, acondicionando cuevas y aprovechando la facilidad de excavación que proporcionaba un acantilado que aunque accidentado, era fácilmente moldeable. Los más osados y pertenecientes a la segunda generación se aventuraron a construir casetas de estructura aceptable en lo que significó un intento más organizado de crear un espacio de convivencia que no obstante carecía de las mínimas condiciones de alcantarillado, luz eléctrica o recogida de basuras con la consiguiente afección al territorio que le daba soporte.

Después de tanto tiempo, es hora de proporcionar a las gentes de El Sauzal la costa que les vio nacer, quizás como homenaje a todas esas familias que contribuyeron a modernizar el pueblo, pero principalmente porque es una gran oportunidad para que los tinerfeños se enriquezcan de los valores medioambientales y paisajísticos de una costa como la de Acentejo. Pero urge hacerlo con criterio, respetando las dimensiones del territorio, con sentido del espacio y la ecología y por supuesto respetando con escrupuloso rigor la vigente ley de costas. Es preciso hacerlo con un proyecto que sepa aunar economía, naturaleza y las necesidades de la población. Un proyecto de referencia a nivel conservacionista donde el protagonista no sea la construcción de algún arquitecto de renombre sino el propio paisaje que circunda el espacio.

Desconocemos si el consistorio ha consultado a su gente por medio de alguna iniciativa de participación ciudadana, qué es lo que desearían para su costa en un intento de captar necesidades y satisfacer demandas. Sería un auténtico ejercicio de valentía y modernidad democrática que podría dar buenos resultados. Recordemos que el urbanismo es la expresión última de decisiones políticas que se toman después de un largo y arduo proceso de debate y discusión técnica, cuya culminación será tanto más satisfactoria cuantos más agentes hayan sido involucrados en el mismo.

Algunas ideas que se podrían aplicar y desarrollar podrían ser:

1º- Garantizar que ningún agente privado pueda explotar a gran escala este segmento de la costa de Tenerife donde existen importantes bolsas de terreno que se revalorizarán en un futuro en un municipio donde la cantidad de suelo disponible es ya muy escaso. Para ello parece vital que la propiedad del suelo se mantenga en la medida de lo posible en manos públicas. Extender el modelo de urbanización que ya existe en las zonas de Los Ángeles, La Primavera o Los Naranjos sería extender el modelo residencial actual que se ha impuesto en los últimos 20 años en El Sauzal que ha elevado el precio del suelo y ha extendido las dimensiones del pueblo hasta sus límites. Una fórmula que escasamente contribuye a la creación de un pueblo dinámico dotado de cierta actividad económica.

2º- Aprovechar la estructura sinuosa de la costa con sus entrantes y salientes para desarrollar y potenciar los charcos naturales creados por la propia acción volcánica que se encuentran en algunos lugares. Los periodos de pleamar y bajamar pueden favorecer la intervención en este sentido que dotarían al espacio de un componente natural con ciertos elementos de identidad a promocionar.

3º- Podría ser interesante desde una perspectiva socioeconómica recuperar la antigua actividad pesquera que existía en la zona, a fin de crear una actividad económica adicional que dinamice el espacio desde un punto de vista no exclusivamente turístico, complementando la economía del municipio e introduciendo valores tradicionales.

4º- Desarrollo de una pequeña actividad de turismo rural vinculada a las condiciones paisajísticas de la costa, los senderos que permanecen abiertos, que son transitables y se podrían acondicionar adecuadamente, la posibilidad de que se pueda acampar al aire libre en zonas controladas estrictamente, las propias calas que dan acceso al mar y a la propia actividad pesquera que pueda impulsarse. La única construcción que domina el espacio podría reconstruirse y reconvertirse en un hotel rural de dimensiones pequeñas dentro de un programa de respeto máximo por el entorno.

5º- Disuadir el acceso al espacio del vehículo privado, principal elemento contaminador y distorsionador de los valores del entorno; el silencio, el acantilado, la naturaleza virgen y el paisaje. El acceso solo podría estar permitido si está vinculado a las actividades económicas que se pudieran impulsar en la zona. Con solo 2 km de largo no parece difícil el desplazamiento a pie o en bicicleta de aquellos que deseen moverse por dicho espacio.

6º- Protección y recuperación de la flora y fauna característica de la zona, como la Lotus Maculatus o pico paloma cuya supervivencia se encuentra amenazada.

Y aunque se podrían proponer muchas más ideas bajo la máxima de que lo pequeño es bello, lo cierto es que la costa de El Sauzal, en la actualidad, está en una situación privilegiada al mantener en pleno siglo XXI unas condiciones de conservación muy aceptables desde el punto de vista ambiental. Visto retrospectivamente y analizando el característico e impactante desarrollo económico en las costas de la isla de Tenerife, ha sido un golpe de suerte que El Puertito se haya mantenido al margen de dicha dinámica.

Dinámica que, quizás, hubiese llevado a ocupar el territorio mediante la construcción de edificios carentes de toda sensibilidad estética y ambiental, que hubiera significado la invasión del dominio público. Los casos de la Mesa del Mar o El Pris en Tacoronte así lo atestiguan, u otros, mucho más radicales como el caso Radazul. También logró librarse de las intenciones que se estilan actualmente que tratan de potenciar determinados entornos mediante la construcción de instalaciones portuarias de carácter deportivo. Y de muchas otras intervenciones de todo tipo que lejos de recuperar el espacio costero para los ciudadanos han respondido a las ansias de beneficio privado de unos pocos (a quienes los poderes fácticos atribuyen comportamientos pioneros donde no hubo más que actitudes caciquiles) que han sabido moverse entre las cañerías del poder económico y político para satisfacer sus fines.

Es todo esto lo que se debe evitar.

Foto 1: El Puertito desde uno de los senderos de acceso. E. Acosta.
Foto 2: El Cabo de El Puertito. E. Acosta.
Foto 3: Excavaciones en la zona de RojasE. Acosta.
Foto 4: Única construcción en todo el espacio naturalE. Acosta.
Foto 5: Embarcadero de El PuertitoE. Acosta.

3 comentarios:

  1. Muy interesante.Ya veremos que hace el ayuntamiento de el Sauzal... parece que como en otras cuestiones, hace la política de "todo para el pueblo pero sin todo el pueblo, sólo los familiares".Da vergüenza que en el ayuntamiento haya concejalas que enchufan a sus hermanas y que les dejen disfrutar en exclusiva de privilegios a los que no pueden optar el resto.La población de El Sauzal se formó en un principio con inmigración sobre todo judios desplazados de la península ibérica... es lo que nos queda.Hacen un centro "sociocultural" y lo que es: un bar de borrachitos, ver el de el barrio de el Calvario.Un centro deportivo,para que los ricos y la gente de fuera juegue: al tenis.Que raro que haya tirado las chabolas de el puertito, diciendo que no se va a construir sino un centro de visitantes... ya veremos.Vean la entrada al colegio Samoga por las mañanas, caos total, riesgo para los niños y mayores, da igual... nunca pasa nada.

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  2. Gracias por tu comentario.

    Desconozco el caso que comentas y los privilegios que según su opinión disfrutan los familiares de esa concejala.

    En lo que se refiere al tema de este artículo, espero que el ayuntamiento tenga el suficiente sentido ambiental y sepa conservar ese espacio para los ciudadanos de El Sauzal y todo aquel que desee visitar ese municipio.

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  3. Las cuevas fueron esculpidas a martillo y cincel, obras titánicas, incluso con dependencias anejas hoy ya no se aprecía,ni se ha querido conservar debidamente.
    Los ocupantes de aquella costa eran vecinos de la Matanza no del Sauzal
    El lugar merece estudio pues en el pasado fue un pequeño asentamiento donde los que allí malvivían usaban el trueque de lapas, chochos, pescado a cambio de papas, gofio... y para ello subían hasta la Matanza, también merecerían ser recordados

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