jueves, 14 de octubre de 2010

¿Santa Cruz necesita una gran playa?


Los regímenes autonómicos suelen ser propensos al fortalecimiento de minorías selectas de caciques. Se les encuentra en los círculos del poder político y mantienen el control de determinados medios de comunicación, creadores de opiniones favorables a sus fines. No es una excepción la autonomía canaria. Decía un empresario de elite que en Canarias era difícil diferenciar lo político de lo empresarial. En definitiva, comulgas o te excomulgan.


Sorprendente la catarata de declaraciones, argumentaciones y estudios que en los últimos días han aflorado con gran urgencia para justificar la construcción de una gran playa en Santa Cruz de Tenerife. Se detecta la proximidad de las elecciones autonómicas donde algunos partidos políticos, con gran oportunismo, intentan posicionarse de cara a los comicios. Y no lo hacen proponiendo medidas de corte social o cómo mejorar los servicios públicos esenciales como la sanidad o la educación. O proponiendo las bases para el cambio de un modelo económico dilapidador de nuestros recursos naturales. No, lo que manda es lo grande, lo faraónico, la desproporción, lo monumental.

Son proclives nuestras autoridades a la política de la desmesura, aún en tiempos de crisis donde el sentido común recomienda gastar, sí, pero con mesura y buscando la eficiencia. No hace mucho fueron los grandes edificios firmados por el Star System de la arquitectura lo que se ofertaba para sacar a la ciudad de un presunto ostracismo arquitectónico. En otras ocasiones han sido las grandes infraestructuras del transporte las que debían acometerse para situar a la ciudad de Santa Cruz en la vanguardia de las dinámicas urbanas.

En la actualidad tenemos una nueva versión de la política de lo colosal. Ahora lo que necesita Santa Cruz es una gran playa. Una playa de al menos un kilómetro de longitud según Ignacio Gonzalez (CNN), con sus hoteles, zonas comerciales y de ocio, aparcamientos y demás equipamientos típicos de una zona turística. (El Ayuntamiento propone desenterrar la antigua playa. La Opinión. 23.08.10). ¡O dos!, puesto que también Miguel Zerolo (CC) propone la suya (En Santa Cruz sí había playa...La Opinión. 03.10.10). Pero no debemos preocuparnos, ambas son compatibles porque están convenientemente avaladas por el conjunto de técnicos supuestamente profesionales que en este tipo de proyectos suelen aportar su sabiduría técnica (Ingenieros avalan la creación de dos playas en Santa Cruz. La Opinión 18.09.2010.). Proyectos que también gozan con el preceptivo apoyo institucional de aquellas instancias de la misma cuerda política (El Cabildo propone que Santa Cruz se abra al mar. 07.10.10). Y como no podía ser de otra forma, de la caterva de colectivos que ven en esta propuesta una forma de satisfacer sus intereses más personales (Los Hosteleros apoyarán la nueva playa de Santa Cruz. La Opinión. 14.10.10)

El esquema de comportamiento es tan evidente que raya lo obsceno. Al discurso político, le sigue la difusión mediática muchas veces acrítica (¿Es noticia?). Más tarde el apoyo institucional y el aval técnico. En una etapa posterior afloran los grupos con intereses en la propuesta para declarar su patrocinio incondicional. Y por último, la discusión a pie de calle del proyecto situándose en el imaginario colectivo para crear una opinión favorable o no según la capacidad crítica, la ideología o el criterio de cada uno. Por supuesto ausencia total de un debate público e informado que enfrente diferentes opciones en un intento de fomentar las alternativas al planteamiento inicial. O un detalle de las afecciones que provocaría la intervención. O bien una explicación de cómo se encuadraría la intervención en el marco de la ciudad. O mejor ¿Contemplaba esta intervención el PGO de la ciudad recientemente rechazado por la Cotmac? ¿La contempla el anterior PGO y actualmente vigente? ¿Qué dice el PIOT sobre este asunto?

Cuando las propuestas son las mismas, o bien la incompetencia de los responsables políticos es de una magnitud sin precedentes por la falta de originalidad, o es que esos responsables políticos han visto un filón evidente en proponer lo mismo. Ambas coincidencias son contraproducentes y nos llevan a plantear la pregunta de otro modo; ¿Quién necesita una gran playa en Santa Cruz? ¿Qué grupo económico o empresarial vende la necesidad de una gran playa?

En un discurso gratuito por apresurado, poco argumentado y dotado de la retórica mediática típica de las declaraciones que quieren impactar, los políticos canarios siguen ofreciendo lo mismo disfrazado de lo nuevo. Apelan a la nostalgia para remover sensibilidades (“Solo se trata de desenterrar la que estaba allí”; Testigos de una capital bañada por el mar hablan de una ciudad "muy distinta a la de hoy"). Su alegato lo suele sostener una pretendida filosofía fundada y sólida (“Santa Cruz se debe abrir al mar”; “es un derecho de esta ciudad recuperar lo que un día tuvimos, nuestro mar). Y como no podía ser de otro modo se introducen elementos de futuro que creen expectativas (“una playa de fantasía”, “se crearán nuevos puestos de trabajo”, “Sería un primer paso hacia la transformación de la ciudad”)

En todo este proceso de marketing político de libro, hay que localizar un enemigo. El obstáculo máximo que ha evitado que la ciudadanía pueda disfrutar de su mar. Un elemento donde concentrar la ira, el desprecio, la animadversión de todos aquellos individuos proclives (potenciales votantes) a apoyar la propuesta y que de forma inopinada, por ser una perorata manipulada, se convertirán en los defensores de la propuesta en un futuro cercano. Ese obstáculo es el Puerto de Santa Cruz, una infraestructura supuestamente vetusta, propia del pasado siglo XX según los poderes fácticos que desean derribarlo y en creciente estado de deterioro que se sitúa de forma tendenciosa en el centro de las dianas como el causante del enterramiento de la playa que existió en su momento. ¡Ojo! Hace casi un siglo.

Las dos playas propuestas ocuparían el espacio desde el auditorio hasta el Cabildo y desde La Plaza de España hasta el actual Club Náutico. Esto es, justo en el frente principal de la ciudad de Santa Cruz donde en la actualidad se extienden la Dársena de Los Llanos (donde se acumulan los contenedores), el muelle de Enlace y el muelle de Ribera (donde atracan los ferrys y el tráfico de carga).

Vivimos una época miserable donde la política, por alejada de la ciudadanía y plegada a ciertos intereses empresariales siempre oculta algo en una zona oscura, alejada de la primera línea mediática. Son las cañerías del poder político y económico. Las propuestas de los Sres. Zerolo y González esconden una estrategia de calado, habilitar el Puerto de Granadilla mediante el desmantelamiento progresivo del actual Puerto de Santa Cruz.

Pero ¿Necesita Santa Cruz de Tenerife una playa?. Recordemos que fue a finales del siglo XV, cuando el Adelantado Alonso Fernández de Lugo desembarcó por la zona donde se ubica el actual puerto para conquistar Tenerife. La ciudad de La Laguna era la capital de la isla y el Puerto de Santa Cruz, su pequeño puerto y una de las vías de entrada a la isla. Con posterioridad comenzó a competir con los puertos de Garachico y de La Orotava de mayor tráfico que el de Santa Cruz. El ocaso del puerto de La Orotava y una erupción que sepultó el de Garachico, a principios del siglo XVIII, situaron al de Santa Cruz en una posición ventajosa. Su crecimiento fue imparable y con él, el desarrollo de un pueblo que luego evolucionó en ciudad y más tarde en capital. Capital que no disfrutó del mar desde un punto de vista turístico pero que a través de la infraestructura portuaria se conectaba al exterior, se ligaba al mar. Por el mar entran las mercancías y demás víveres que hacen posible la vida en la isla. El Puerto de Santa Cruz es el alma que vertebra la ciudad. Sin él la ciudad perdería un elemento de identidad esencial. Una actividad económica dinámica. Muchos puestos de trabajo.

Ciertamente la ciudadanía tiene derecho a disfrutar de una costa que se le ha negado durante muchos años. Pero no es menos cierto que Santa Cruz no es Las Palmas de Gran Canaria que cuenta con una orografía ventajosa al tener una costa versátil que le permite destinar una parte al gran Puerto de La Luz y la otra a la imponente playa de Las Canteras.

Parece más sensato, por cuestiones económicas, sociales y ambientales acercar la costa a los ciudadanos mediante la recuperación de aquellos espacios de acceso al mar olvidados en la capital tinerfeña y cuyo coste de regeneración no sería excesivo. Hablamos, por ejemplo, de la Playa de Valleseco, barrio que lleva esperando más de 20 años por la habilitación de su zona de baño (aunque el proyecto “Sol y Sombra” de J. Casariego y E. Guerra ganador del concurso de ideas, parece pecar del mismo defecto que se critica aquí, la desmesura, puesto que proyecta una playa de 1 km de longitud dotado de los correspondientes equipamientos de ocio). La reorganización y el impulso de los accesos al mar en el barrio de San Andrés. La regeneración de Las Teresitas sobre todo en lo relacionado con su acceso en trasporte. La recuperación de estas zonas estaría fundamentada en pequeñas intervenciones puntuales, como de “acupuntura”, donde se buscaría la conexión con el mar de pequeños espacios que faciliten el baño, sin interferir en la actividad del puerto pero con la suficiente amplitud como para que el ciudadano pueda disfrutar de su mar garantizando la higiene de las aguas.

Con total seguridad se pueden hacer actuaciones de este tipo desde la zona del Parque Marítimo hasta el Muelle de Ribera, dimensionadas, sin tanto coste económico y ecológico y sobre todo sin necesidad de modificar radicalmente la apariencia de la ciudad. Se puede hacer. Otra cosa es que no sean mediáticas pero a buen seguro serían intervenciones que la gente de Santa Cruz valoraría.

Nuestros políticos deberían trabajarse más sus propuestas porque con nuestros impuestos les estamos pagando su salario y porque sobre todo el Sr. Miguel Zerolo continúa imputado por irregularidades urbanísticas en el denominado caso Las Teresitas y el Sr. Ignacio González es hijo del actual presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Santa Cruz de Tenerife, implicado en el mismo caso que está siendo investigado por la fiscalía anticorrupción. Pero ante todo, nuestros políticos carecen de un sentido de la medida necesario para construir una ciudad sostenible respetuosa con la estabilidad medioambiental.

Foto 2: Taxis en el muelle de Santa Cruz. 1928. Francisco Luis Yanes
Foto 3: Muelle de Santa Cruz. 1930. Francisco Luis Yanes

6 comentarios:

  1. Santa Cruz necesita un cambio, además desde hace mucho tiempo. No hay más que pasear los fines de semana por sus calles vacías para entenderlo. La ciudad está muerta y además contaminada.
    Por otro lado, todos sabemos que los partidos políticos cuentan con unos grupos que les financian. Por tanto me parece correcto que traten de satisfacer a sus "financiadores".
    Asímismo me parece insuficiente habilitar zonas de baño mediante esas actuaciones de acupuntura que comentas. Santa Cruz es una ciudad de unos 150.000 habitantes

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  2. Gracias por tu comentaria Marisa.

    Puedo coincidir contigo en que Santa Cruz necesita un cambio, pero no a cualquier precio. ¿Desde cuanto estamos oyendo que la ciudad necesita un cambio? Al menos desde los 90 y desde esa época se han construido gran cantidad de edificios "estrellas" con gran coste económico, se han remodelado muchos viarios, se ha modificado la Plaza de España, se han introducido nuevos modos de transporte, etc. No tengo muy claro que todos esos cambios hayan introducidos mejoras. Seguimos teniendo una ciudad colapsada, los niveles de contaminación son preocupantes, los espacios públicos o verdes son reducidos, los lugares de ocio son lamentables y un largo etc ¿Tenemos una ciudad mejor que hace 15 años? Habría mucho que hablar sobre ello.

    Los partidos políticos son una institución pública que están para servir al ciudadano y facilitar la democracia. Si lo que tratan es satisfacer los intereses de sus financiadores no puedo más que decirte que eso se llama corrupción. Estoy a favor de que se hagan públicas las fuentes de financiación de los partidos políticos. Entenderíamos muchas cosas y serviría para quitar la careta de demócratas que tienen muchos políticos.

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  3. El puerto de Santa Cruz, al igual que la refinería son elementos de una ciudad del siglo pasado. Deberían eliminarlos porque son fuente de contaminación y desorden

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  4. Hola Antonio.
    En términos generales no creo que sea recomendable que las ciudades olviden su pasado porque sería eliminar elementos de su identidad y esencia. Considero que deben aprender a vivir con ese pasado.
    Por otro lado estoy de acuerdo en que la refinería es un factor de contaminación que debería corregirse pero sin desplazar a otros municipios de la isla ese factor de contaminación.
    Respecto al puerto no lo veo como un factor de contaminación o desorden, es un elemento vital de la ciudad que le ha proporcionado una identidad y muchos puestos de trabajo.
    Pero sobre todo considero que no se puede cambiar la estructura y esencia de una ciudad de forma apresurada y persiguiendo objetivos económicos. Se debe hacer con el consenso de todos los que viven en ella. La tramitación del último PGO de la ciudad es el paradigma de lo que no se debe hacer y sin embargo es una buena muestra de cómo se trabaja en Santa Cruz y por extensión en la isla de Tfe.

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  5. Las ciudades hoy en día deben apostar por integrar la mayor parte de los elementos de identidad posibles. Aunque estos sean de naturaleza diferente entre ellos. Dicha integración constituye dominio y conocimiento de la propia naturaleza humana, ya que fomenta la apropiación de referencias de creación cultural ensayadas en la ciudad. Todo esto viene refrendado por las nuevas teorías de apropiación del paisaje urbano que se están realizando actualmente, una vez que las operaciones de tábula rasa o giros dramáticos han sido puestas en entredicho por la actual crisis.
    Apoyo también tu apuesta por la acupuntura urbana, pero siempre hecha desde un punto de vista holístico, es decir, aunando criterios urbanos, paisajisticos, económicos, arquitectónicos, biológicos, ect.
    Estamos hartos ya de que en Canarias solo se piense en hacer cosas mastodonticas por el eterno complejo de hacer mucho ruido y que nos oigan a toda costa.

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  6. Gracias por tu comentario con el que estoy completamente de acuerdo.
    Mencionas palabras esenciales. Integrar, Holismo, Identidad, Creación cultural, Paisaje... Y ciertamente todos estos conceptos deberían formar parte de un concepto democrático de lo urbano que no debe ser muy difícil de proporcionar siempre y cuando se planee para todos y teniendo en cuenta el paisaje. La realidad es que se planea muchas veces para unos pocos y tomando el paisaje como una mercancía.

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