Bajo las apretadas y amontonadas faldas de un volcán, en el municipio más meridional de La Palma, existe una modesta playa. Una playa que es la antítesis de los espacios que se publicitan en esos catálogos comerciales que tienen por objeto al turista masivo. Espacios todos ellos normalizados, segmentados y funcionalizados convenientemente para el disfrute de sus clientes e idealizados por obra y gracia de sofisticadas técnicas de marketing cuyo fin es mitificar lugares, mintiendo.
Playa Nueva. Fuencaliente. La Palma |
Y sin embargo, es obligado destacar el desinteresado atractivo de una playa con un mar casi plano, donde las olas se levantan con cierta pereza para llegar mansamente al pedregal de callaos de la orilla. La leve brisa marina atempera los rayos frontales de ese sol interminable que se oculta allá por Tazacorte, tras los muros del Barranco de Las Angustias. Su limpio horizonte permite imaginar los trazos de las tierras del Nuevo Mundo. De delimitados contornos y territorio joven, la playa no podía responder a otro nombre que no fuera el de Playa Nueva, porque nuevo es el paisaje que la configura; callaos grises y negros, estiradas lenguas de lava transformadas en improvisados muros, pequeños roques que emergen sobre el agua…Todos ellos reales protagonistas de las costas canarias.
Pero la historia de esta playa había comenzado mucho antes, cuando los primeros movimientos telúricos en el subsuelo de Fuencaliente derivaron en explosiones que abrieron en canal sus tierras. En 1971 las explosiones internas provocaron grandes escupitajos de lava y materiales diversos. Siguiendo la gravedad contribuyeron a modelar con nuevos contornos un territorio en lento cambio. Esas columnas de materiales incandescentes construyeron aquél volcán, luego denominado Volcán de Teneguía y que hoy sitúa su mole en la retaguardia de la playa. La última erupción volcánica que ha tenido lugar en Canarias con el permiso de esa erupción submarina, aún despierta, que lucha bajo las aguas en El mar de las calmas, El Hierro.
Teneguía desde el Volcán San Antonio. La Palma |
La creación y la destrucción son dos procesos paralelos. Iniciados por la fuerza de la naturaleza y dirigidos por la variable del tiempo, desembocan en la aparición o desaparición de lugares que quedan inmunizados contra la rebelión de los elementos. Son su consecuencia. No así los creados por el hombre. Sobre todo los que no han sido pensados o aquellos que han sido impuestos en lugares insospechados.
bueno, esto es alucinante, gracias por compartir, me ha encantado, para cuando mas?
ResponderEliminarla verdad parece marte, me encanta y las fotos son geniales.
ResponderEliminarUn saludo!
Gracias por los comentarios.
ResponderEliminarEs mejor que Marte y pensar que ese espacio fue creado por la sucesión de erupciones le da un un toque especial al lugar. Recomendable ir en la tarde, si es posible visitando primero el Volcán de San Antonio y el Volcán Teneguía....
Saludos