Tráfico e infraestructura se empujan mutuamente.
La evolución, es decir, el progreso en los sistemas vivos, va siempre unida a un reducido consumo de energía para la misma función.
Frederic Vester. El futuro del tráfico. 1997.
El sistema de movilidad vigente en una sociedad se puede asemejar a un cuerpo vivo y el volumen de circulación o tráfico podría asimilarse al torrente sanguíneo. Cuando éste se espesa o paraliza se produce riesgo serio de colapso que es necesario tratar si queremos que el cuerpo sobreviva. De esta forma podemos interpretar las retenciones como un síntoma del cáncer que puede estar sufriendo el sistema de movilidad en su conjunto. Utilizando esta metáfora es importante conocer que para tratar estas dolencias no podemos suministrar un tratamiento basado en la misma causa que lo origina. Así, resolver las retenciones y los atascos suministrando más infraestructuras dirigidas a contener un volumen de tráfico creciente no soluciona el problema, solo lo posterga.
El tramo del anillo insular que discurrirá entre Vera de Erques en Adeje y Santiago del Teide en Tenerife, tiene un presupuesto total de 170 millones de €. El que cubre la distancia entre Icod de los Vinos y El Tanque, ya abierto en 2014, tuvo un coste de 123 millones de €. El tramo aún sin iniciar que completará el trayecto entre El Tanque y Santiago del Teide no tiene aún presupuesto pero algunas estimaciones lo sitúan en unos 400 millones de €. Total de la operación de cierre del anillo insular sin considerar los sobrecostes; 693 millones de € (¡!).
Con semejante volumen de recursos hubiera podido solucionarse uno de los grandes problemas de la Isla de Tenerife y probablemente de Canarias, el del tráfico masivo basado en el vehículo individual. Pero se ha decidido continuar apoyando la expansión del vehículo privado. Esta política no es nueva. Se lleva practicando desde hace más de dos décadas en la Isla y también en Canarias. Y esa decisión nos está acercando peligrosamente al colapso circulatorio. Desde este punto de vista, todas las propuestas que contemplan suministrar más infraestructuras son iniciativas caducas y obsoletas, porque no suponen innovación alguna al modelo económico vigente (generador de desigualdad e impacto ambiental), y porque están vinculadas a una idea de progreso que sirvió en el siglo XX, cuando se asociaba más infraestructuras con desarrollo y este con progreso pero que, aplicadas en pleno siglo XXI, traen más regresión que progreso. Esa es la realidad.
Forges |
En este escenario, la propuesta del Cabildo de incorporar un carril bus que cubra el trayecto de Guamasa hasta Santa Cruz de Tenerife no deja de ser un gesto de cara a la galería, sobre todo si se pretende utilizar para ello las vías de servicio que se encuentran a ambos lados de la autopista TF-5, tal y como ha trascendido en los medios. Útil políticamente, sí, porque estamos en periodo preelectoral pero inútil para resolver el problema del masivo tráfico presente en la Isla. Atacar un aspecto parcial del sistema de movilidad global sin atender a su comportamiento general es un error manifiesto. Además, mientras se segrega el transporte público a vías de segunda donde la velocidad es inferior y se libera aún más espacio en la autopista para el vehículo privado, se puede estar desincentivando elegir la guagua como opción de transporte frente al vehículo privado. Y eso no resuelve el problema sino que lo agrava. Por favor, no más soluciones parciales a un problema que requiere un tratamiento global.
Igualmente, resultará inocua la propuesta lanzada por el Presidente del Cabildo de Tenerife de modificar los horarios de las instituciones académicas con el fin de mitigar las retenciones durante las primeras horas de la mañana en la TF-5. Una propuesta, también de carácter parcial pero, ante todo, que revela un esquema de pensamiento miope; parece que se prefiere alterar el resto de elementos que conforman la vida de los canarios con tal de acomodar un volumen de tráfico que crece de forma ilimitada. Todo antes que limitar la continua expansión del automóvil al que se le proporciona un nivel de veneración similar a la que se le profesa a un Dios. Una locura.
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