La paradoja de los megaproyectos sugiere revisar no sólo las estructuras de poder que conducen a su desarrollo, sino los propios fundamentos de la economía bajo los que inicialmente se esconden las justificaciones de estas obras.
El aeropuerto de Guacimeta en Lanzarote es un aeropuerto relativamente pequeño si tenemos en cuenta el volumen de turistas que recibe la Isla. Construido en el año 46 supuso el necesario instrumento para abrir al exterior una isla pequeña sometida a la doble insularidad (alejada de la Península y de las dos grandes islas de las Canarias). Su pista de aterrizaje tiene unas dimensiones de 2.400 metros de longitud por 45 de anchura pero cumplen con los estándares de aviación internacional.
Pues bien, el Cabildo de Lanzarote ha dicho recientemente que su pista debe ser ampliada. No es la primera vez que salta a los medios esta supuesta necesidad. En el 2012, la Cámara de Comercio de Lanzarote ya la reclamó. Tampoco es la segunda. En el 2010, Asolan, la patronal del sector turístico en la Isla, argumentaba que las características físicas de la pista impedían la operatividad de las aeronaves y sus maniobras de aproximación. Y como no hay dos sin tres, tampoco es la tercera vez que se efectúa esta reclamación. En el 2009 la comisión de Fomento del Senado abordó una moción sobre la mencionada ampliación de la pista de rodadura a petición del Partido Popular.
Por tanto, es un tema recurrente que parece volver cada cierto tiempo. Dos curiosidades llaman la atención sobre este asunto. La primera es que todos los agentes que solicitan la ampliación (instituciones camerales, patronales turísticas, Cabildo Insular,…) argumentan que la presunta falta de operatividad genera grandes pérdidas a la economía isleña y dañan la imagen de destino turístico de Lanzarote, perjudicando su competitividad. Obviamente, ninguna de estas instituciones aporta un sólido e independiente estudio que cuantifique esas supuestas pérdidas económicas. La segunda curiosidad es que el Cabildo promueva este tema cada vez que las instituciones económicas de la Isla hablen de ello. Parece que la máxima institución de la Isla solo se mueve por los intereses de estas instituciones utilizando además sus mismos argumentos. En esta ocasión Pedro San Ginés, el presidente del Cabildo, remitió una carta a la Ministra de Fomento indicando que las dimensiones de la pista de aterrizaje supone una severa amenaza para la proyección y competitividad de Lanzarote como destino turístico, además de frenar nuestras intenciones de expansión y diversificación de mercados turísticos, cuya previsible vía de conexión se materializará con aeronaves que requieren infraestructuras de las que la isla carece. Casi nada.
No es extraño que el Cabildo defienda los intereses económicos de Lanzarote, lo que resulta llamativo es que defienda solo las necesidades de las instituciones económicas de la Isla y no tenga en cuenta otras visiones de la problemática. El aeropuerto de Guacimeta está situado a unos 5 Km. de Arrecife, dentro del término municipal de San Bartolomé y se encuentra limitado al sur por Playa Honda y al norte por la carretera LZ2. Por tanto, su ampliación originaría importantes afecciones ambientales. También afectaría a familias que residen en las inmediaciones del aeropuerto. Una previsible ampliación podría suponer su inapelable desplazamiento.
El aparente consenso y cierre de filas entre el Cabildo y las instituciones económicas de la Isla alrededor de este asunto no deja de sorprendernos. Si echamos un vistazo al número de pasajeros recibidos por el aeropuerto durante los últimos trece años, según AENA, podemos ver que Guacimeta se mantiene entre los 10 aeropuertos de toda España con mayor número de pasajeros recibidos. Su promedio aproximado es de unos 5.282.000 pasajeros anuales. Además, es el tercer aeropuerto con mayor afluencia de pasajeros de las Islas Canarias. No parece que las actuales dimensiones de la pista de aterrizaje supongan un condicionante para la llegada de pasajeros a Lanzarote. Por tanto, si la Isla está perdiendo competitividad y proyección como destino turístico no puede ser atribuido a la longitud actual de la pista.
Por otro lado, hay una contradicción enorme entre la oposición que, con toda la razón, mantienen instituciones políticas y económicas de Lanzarote a los sondeos exploratorios de Repsol frente a sus costas, y mantener, al mismo tiempo, las bases de un modelo turístico basado en atraer más y más turistas a una Isla dotada de un frágil ecosistema. Aunque un potencial blowout colapsaría de forma inmediata la economía y el territorio lanzaroteño (y de paso el del Archipiélago), el actual modelo turístico supone una permanente amenaza sobre nuestro medio ambiente soporte de la vida. Entre ambos casos hay una diferencia de intensidad e inmediatez pero en esencia estaríamos hablando de lo mismo; un modelo de desarrollo económico basado en el monocultivo de un sector turístico masivo y sustentado en la quema de combustibles fósiles.
Por tanto, ¿Cuáles son los intereses reales del Cabildo para apoyar la ampliación del aeropuerto? ¿Existe un mero interés económico basado en impulsar el sector de la construcción o hay algo más? ¿Tiene que ver con acelerar la ejecución de una inversión que se podría diluir, aunque esté contemplada en el Plan Director, ante la reciente decisión del Gobierno de España de privatizar el 49% de AENA? ¿No es más coherente que el Cabildo se preocupe por cómo se distribuye la renta turística en la Isla ante las enormes cotas de desigualdad y paro presentes en Lanzarote? ¿Son sólidos los argumentos que proporcionan las instituciones políticas y económicas para la ampliación del aeropuerto de Lanzarote? ¿Realmente creemos que aeronaves de grandes dimensiones como el A380 harían escala en Lanzarote si dispusiéramos de una pista de aterrizaje mayor? ¿Conviene profundizar en el actual modelo económico y turístico en Lanzarote y las Islas Canarias?
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