viernes, 12 de diciembre de 2014

Desigualdad y exclusión, sin lugar en la agenda política canaria


…en una sociedad marcada por el desempleo y la precariedad laboral, no existe una inversión proporcional en formación profesional y laboral. 


A la luz del VII Informe sobre exclusión y desarrollo social en Canarias, elaborado por la Fundación FOESSA, donde se indica que la crisis ha dejado más de 600.000 personas en situación de absoluta precariedad en las Islas, de las cuales unas 230.000 personas estarían en situación de exclusión social severa, no vamos a repetir eso de que Canarias es, desde el punto de vista social, un gran fracaso. Tampoco vamos a repetir la idea de que la desigualdad es una de las peores lacras que puede azotar a una comunidad (en Canarias, en el periodo 2008- 12 la desigualdad ha crecido un 11% según el informe). Ni siquiera vamos a comentar que semejantes niveles de exclusión social detectados son una bomba de relojería, que terminará por implosionar de un momento a otro y en cuanto las redes de apoyo familiar también revienten (en el periodo 2007 – 13 el riesgo de exclusión social de la población en las Islas asciende al 28,5% según la Fundación).

Y no vamos a mencionar nada de esto porque es una obviedad que salta a la vista, esta crisis se está cebando con las capas más vulnerables de nuestro Archipiélago. Y también es muy cierto que muchos todos aquellos que tenían un empleo, digamos que decente durante la mal llamada década prodigiosa (1996 – 2007), han pasado a engrosar las listas del desempleo. Porque en esta crisis todos menos los que están en la cumbre de la escala social se han visto seriamente perjudicados por el devenir económico y social. Una evolución económico – social muy vinculada a un capitalismo local caracterizado por unos sectores del turismo y de la construcción concentrados en pocas manos y de cuya actividad han resultado impactos relevantes desde el punto de vista medioambiental. Si a eso unimos un caciquismo particular que ha sabido orientar a su favor decisiones políticas de calado, tenemos un caldo de cultivo propiciador de esos inaceptables indicadores de desigualdad y exclusión social.

El Roto
El informe es demoledor y es una herramienta que sirve para mesurar la incompetencia de nuestras autoridades políticas regionales a la hora de resolver problemáticas en los ámbitos del empleo, del consumo, de la política, de la educación, de la vivienda o del aislamiento social. Según el informe todos los indicadores que inciden directamente en la exclusión y la desigualdad en el Archipiélago lo hacen en mucha mayor medida de lo detectado en el resto del territorio nacional. Esto no sorprende porque la desigualdad y la exclusión se atacan en los periodos de bonanza. Y en ese periodo en Canarias se hizo oídos sordos a unos indicadores sociales que tras el boato y la fanfarria del crecimiento a espuertas, crecían sigilosa y corrosivamente.

En el debate sobre la desigualdad y la exclusión social sería interesante conocer si a nuestros políticos autonómicos les llegan este tipo de documentos, utilísimos porque aportan una visión social muy necesaria a su cerrado espectro economicista. A este respecto resulta esclarecedor lo que el actual Presidente del Gobierno de Canarias decía hace ya algunos meses en relación a la desigualdad: Que la pobreza haya aumentado en las Islas en un 21% es un mal dato que tiene mucho que ver con estar doce puntos más lejos de la convergencia con el resto del Estado (…) A la vista está, estamos cada vez más lejos de la igualdad de oportunidades que los canarios merecemos; y no por errores de los distintos gobiernos de Canarias, que han multiplicado esfuerzos a pesar del estrecho margen presupuestario, sino por la ausencia de una verdadera política de Estado con el territorio más alejado y frágil.

No sé si esos esfuerzos a los que hacía alusión el Presidente se refieren a la peor aplicación de la Ley de la Dependencia del Estado español, al desarrollo nefasto de la Prestación Canaria de Inserción o a que aún hoy existan decenas de personas sin tener acceso a la sanidad pública canaria, por poner claros ejemplos que inciden en los indicadores de desigualdad y exclusión social. Cuando un gobierno no admite o no es consciente de los problemas que tiene en su sociedad, tirando balones fuera y sin autocrítica, no puede aplicar medidas correctoras. Y es que la lucha contra la desigualdad y la exclusión nunca ha formado parte de la agenda política del Gobierno regional. Esa es la triste realidad y de ahí vienen los resultados.

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