sábado, 21 de mayo de 2011

Vota y calla; la democracia que les interesa


…no debe extrañar las reacciones de incomodidad que despierta en los cenáculos del poder cualquier irrupción de la ciudadanía que, ejerciendo sus derechos políticos y utilizando las garantías jurídicas propias del Estado de Derecho, interfiere en la agenda de las Instituciones tal y como viene redactada por los representantes del poder económico.


Las reacciones de los diferentes medios de comunicación y de los grupos políticos que forman parte del arco parlamentario ante las concentraciones espontáneas que han surgido en Madrid y en muchas otras ciudades españolas desde el pasado 15 de mayo, nos muestran el tipo de democracia por la que abogan. Una democracia basada en votar y callar, frente a la democracia de corte participativo y ciudadano que se está demandado desde la calle. De esto sabemos mucho en Canarias.

El intento de algunos grupos parlamentarios de apropiarse de los valores de la manifestación pacífica y ciudadana, nos ilustra con claridad meridiana sobre la ineptitud de una clase política incapaz de plantear propuestas concretas para resolver una situación económico - social inédita. Ante tal pérdida de protagonismo, las aspiraciones de intentar rentabilizar las ideas del colectivo movilizado ha sido la única estrategia posible ante una irrupción ciudadana que les ha pillado desprevenidos. Una medida tangible de la distancia que les separa del ciudadano. Una muestra inapelable del automatismo que inundan las campañas electorales.

Resultan lamentables las declaraciones de esa sedicente izquierda instalada en el poder, indicando que entienden a los manifestantes, que están de su parte, que son sus amigos…. El PSOE ha tenido casi dos legislaturas para acercarse al ciudadano que le proporcionó su apoyo en el 2004, después de que el PP de Aznar optara por la política de lo peor y la prepotencia; apoyo a la guerra de Irak, guerra del agua, nefasta gestión del 11-M... El resultado no ha podido ser más descorazonador. Sobre todo durante esta segunda legislatura donde la separación de la ciudadanía y el gobierno presidido por Zapatero se ha hecho patente; abandono de medidas medioambientales, giro en la política energética, ausencia de medidas que contuvieran la burbuja inmobiliaria, negación de la crisis, recortes sociales….Una distancia agigantada por la crisis económica que han intentado achicar con un trasnochado progresismo de salón.

Por su parte, las declaraciones y actitudes de la plana mayor del PP, intentando vincular las manifestaciones a la extrema izquierda o ignorando a una masa movilizada que no se siente representada por el actual Parlamento y que solicita mejoras y nuevas formas de representación, descubren la torpeza de la oposición para promover iniciativas distintas a las que los partidos conservadores han aplicado en el resto de Europa; más recortes sociales porque así lo establece el ideario económico-político dominante.

También son inadmisibles los claros intentos de muchos medios de comunicación en tergiversar la realidad de lo que está ocurriendo jugando a emitir interpretaciones sesgadas de lo acontecido y mensajes acordes con sus intereses. Resulta elocuente cómo al inicio de las movilizaciones denominaban a los protagonistas con términos estigmatizadores como antisistemas, radicales o extremistas y una semana después se les considera ciudadanos. La objetividad periodística es un ideal de buenas intenciones, decía Saramago.

Reacciones que son un síntoma de esta democracia patológica en la que se mueven con gran soltura sus arquitectos; clase política, medios de comunicación, instituciones oficiales.…orientados todos ellos a justificar y a prolongar esta partitocracia enferma con absoluta desvergüenza e hipocresía. Es lo que conocemos simple y llanamente como cinismo.

La movilización masiva producida a partir del 15-M ya es un éxito porque demuestra dos cosas; la potencial fuerza ciudadana para cambiar las cosas y la deficiente democracia que propugnan nuestras deslegitimadas instituciones. Sea cual sea el resultado electoral del 22-M, este puede ser un sólido punto de partida para profundizar de forma masiva en nuevos y mejores mecanismos de representación, en otros canales participativos, en mayores cotas de transparencia, en procedimientos que mitiguen la excesiva influencia de otros sectores de la sociedad, en la tradicional separación de poderes….Todo ello al objeto de generar una democracia más real que de como resultado nuevas estrategias para afrontar esta crisis económica, social y ambiental. El reto está en mantener vivo el espíritu crítico que ha inundado la calle, incluyendo otros grupos que compartan el mismo espíritu de resistencia y cambio. Evolucionando hacia alguna forma de asociación política, alternativa a la actual configuración de los partidos políticos que canalice este descontento y que sea capaz de satisfacerlo. Las elecciones generales están a la vuelta de la esquina. Los partidos tradicionales no estarán por la labor de modificar sus pautas de comportamiento de forma voluntaria.

Imagen: Plaza de Sol en Madrid durante las manifestaciones. En Público

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