jueves, 31 de julio de 2014

Exploración futura sobre prospecciones basada en indicios presentes

He sido cordialmente invitado a formar parte del realismo visceral. Por supuesto, he aceptado. No hubo ceremonia de iniciación. Mejor así.
Roberto Bolaño. Los detectives salvajes. 1998.

El científico. Paseando por el Parque de Madrid Río. Madrid. Mayo del año 2019.
Hacia el 2016, dos años después de iniciadas las prospecciones ya sabíamos que el pozo que llamaron Sandía exigía inversiones muy fuertes para hacerlo rentable. Por debajo de 1.500 metros de profundidad el petróleo no podía ser extraído de un solo bombeo. Como en cualquier otro pozo con características similares, y de eso había suficiente evidencia, la curva de extracción seguiría un perfil con una primera fase inicial de menor producción, un máximo y un progresivo descenso del flujo de crudo extraído. Así fue. En aquel tiempo se estimaba que el yacimiento podía equivaler a un 10% del consumo total de barriles diarios en España. Lo cierto es que hasta el fatídico blowout, aportó menos de un 0,1% y con una Tasa de Retorno Energético muy baja. Lo que significa que se empleaba casi tanta energía en la explotación del recurso como la equivalente en el crudo extraído. La compañía erró en sus estimaciones al efectuar las prospecciones. Se sobrevaloraron las dimensiones y la calidad del yacimiento. Pero eso no era la primera vez que ocurría. Ahora va a resultar muy difícil regenerar la zonas afectadas. Cuando el petróleo cae al fondo del mar y se mezcla con sedimentos pobres en oxígeno perdura durante decenios. En esos casos el ecosistema tiende a perder biodiversidad, se colapsa y muere.

El ecologista. En Órzola. Lanzarote. Marzo del año 2018.
Ha sido terrible. Sabíamos que en caso de accidente las corrientes marinas trasladarían hacia las Islas los fluidos descontrolados. En yacimientos bajo el fondo del mar, a gran profundidad, son las corrientes las que pasan a dirigir la orientación de los vertidos y no el viento. Sabíamos que las corrientes marinas tenían gran variabilidad pero los estudios eran concluyentes; un potencial vertido tenía muchas probabilidades de llegar hasta La Palma. Se hizo caso omiso a lo que alertábamos los ecologistas. Pocas novedades a este respecto. El conciliábulo que ha organizado todo esto del petróleo y el gas, políticos sin escrúpulos, medios de comunicación en crisis y empresarios codiciosos, no les ha importado correr un riesgo enorme. No jugaban con sus cosas de comer. En un escenario de descenso de las reservas mundiales de fósiles creyeron que estaba justificado cualquier riesgo. Han jugado con fuego pero nos hemos quemados todos. El desastre ha sido de proporciones incalculables. Nuestro ecosistema tardará mucho en recuperarse. Las zonas consideradas de alta biodiversidad como el Archipiélago de Chinijo, la costa oeste de Fuerteventura o el sur de Lanzarote han quedado anegadas de hidrocarburos. Desde luego ya no serán las mismas. Las zonas de afloramiento de nutrientes no se recuperarán jamás. Lo más preocupante es que la gente de Lanzarote y Fuerteventura consume agua desalada. No sé cómo se va a resolver esto pero algún político debería acudir a las zonas afectadas. Es un desastre.

Un voluntario en las tareas de limpieza. Corralejo. Fuerteventura. Febrero del año 2022.
Solía levantarme temprano a correr. Salía desde Corralejo y hacia las 06:50 de la mañana llegaba al Parque Natural de las Dunas por la carretera. Aquel paraje me parecía irrepetible al amanecer. Motivaba superar los hoteles desde la carretera y quedarme solo con las dunas. Me imaginaba en el desierto. Pero un desierto privilegiado porque el mar estaba al lado. Aquel día, nada más saltar a la arena, penetró en mis pulmones sin permiso un intenso olor a alquitrán. Remonté una duna que obstaculizaba la visión del mar y miré hacia la orilla de la playa. Entonces vi el movimiento lento y viscoso de las olas. El mar no se erguía con facilidad, parecía sedado. Sus olas eran densas y pesadas. Entendí que el mar estaba herido. Había pasado lo que gran parte de este país esperaba que pasaría. El piche se extendió desde la Isla de Lobos hasta Puerto Lajas, unos 10 km de costa. Entonces me acordé de lo que decía un científico hacia el año 2014, antes de que se iniciara el sinsentido de las prospecciones: los pozos de perforación se rompen y el petróleo inunda no un kilómetro de costa y una zona de reserva marina, sino todo el Golfo de México. Cuando pidieron voluntarios para limpiar las zonas afectadas no dudé en participar. Entonces tampoco reparé en pensar si teníamos el equipo adecuado para afrontar las labores de limpieza. Las secuelas físicas se curarán pero las emocionales…esas no desaparecen. Ver parte de la costa canaria fundida a negro no se me olvidará jamás. Fuimos los únicos que hicimos un buen trabajo.


El Ex - Ministro de Industria. Congreso de los Diputados. Madrid. Noviembre del año 2019.
Señorías, a posteriori puede parecer lesivo para el interés general que en el Real Decreto que autorizaba la extracción de hidrocarburos se incluyera una cláusula, según la cual, si se suspendía la extracción o en caso de que la calidad del crudo encontrado no cumpliera las expectativas, el proyecto pasara a ser titularidad del Estado y el operador, en este caso la compañía, sería indemnizada. Pero esta era la forma de proceder oficial para garantizar la libre concurrencia de las compañías en el mercado. Se trataba de un proyecto de dimensiones gigantescas, con un gran riesgo económico y probabilidad de accidente irrisoria para ser acometido en solitario por un solo consorcio. El Estado debía incentivar la explotación del yacimiento que, dados los resultados que arrojaron las prospecciones a principios de 2015, auguraban un yacimiento rico en hidrocarburos y de calidad máxima. La alta dependencia del petróleo de la economía española se manifestaba en un enorme saldo deficitario por cuenta corriente. Los riesgos estaban totalmente justificados. Al final resultó que ocurrió lo que no estaba previsto. La probabilidad era mínima. Yo no podía saber lo que iba a ocurrir. Entonces activamos el Plan Nacional de Contingencias por Contaminación Marina Accidental. A partir de ahí la toma de decisiones pasó a ser jerárquica y correspondía a los técnicos adoptar todas las decisiones en virtud del escenario en el que nos encontrábamos. Yo me eché a un lado y dejé trabajar a los expertos en la emergencia. La demanda de aquella asociación ciudadana no iba a prosperar porque desde el Ministerio se adoptaron las decisiones correctas para garantizar el bienestar de la población canaria y la protección de su medio natural.

El ciudadano. Cafetería del Parque García Sanabria. Santa Cruz de Tenerife. Mayo de 2022.
Canarias se jodió en las elecciones municipales y autonómicas del año 2015. Ya estaba muy jodida antes pero esa fue la fecha clave que dio la puntilla al Archipiélago. En ese momento tenía que haberse armado una coalición de fuerzas alrededor de un programa que sirviera de hoja de ruta frente a las propuestas de CC, PSOE y PP. Solo había que consensuar una serie de líneas programáticas contra el saqueo orquestado de aquellos años y a partir de ahí facilitar la participación ciudadana en busca de liderazgos colectivos. Creo que no era tan difícil, máxime con el clima de oportunidad creado por la irrupción de Podemos en las elecciones europeas de mayo de 2014 y la presencia en el ámbito municipal de SSP. Aquella campaña ecologista del gobierno de CC, referéndum mediante, no se la creía nadie. Había mucha gente esperando una formación que aglutinara diferentes aportaciones políticas pero con claro carácter ciudadano. Los altos niveles de abstención demostraban que había un electorado huérfano de ese tipo de propuestas. Había que ser audaz, se decía, pero lo que pasó es que el ego y las siglas de cada formación por separado pesaron mucho más. No supieron pulsar la tecla necesaria para garantizar una opción de consenso que situara en el centro de la política a la gente. Hizo falta más diálogo honesto entre todos. Con una propuesta política de este perfil se podía haber obtenido un buen resultado a nivel municipal. Esa pudo haber sido la antesala para facilitar un cambio de gobierno a nivel estatal en las Generales de finales de 2015. Solo un cambio de gobierno en Madrid garantizaba la paralización del proyecto de extracción de petróleo. Aquel fracaso fue directamente proporcional al volumen de piche que llegó a las costa canarias cuando reventó el pozo. Desde entonces está siendo muy difícil levantar cabeza. Esta tierra está arruinada.

Un técnico de la petrolera. Plaza de la Independencia, cerca del Retiro. Madrid. Julio de 2019.
La conclusión más evidente es que los sistemas de perforación y extracción de crudo han progresado enormemente en los últimos años pero los métodos y protocolos de seguridad y prevención no lo han hecho con la misma rapidez. Por tanto, los riesgos han aumentado. Además, las actividades de perforación en el lecho marino se subcontrataban a compañías especializadas. Salía más barato económicamente para la petrolera. La extracción de petróleo en aguas ultraprofundas estaba sujeta a muchas contingencias. Con frecuencia se producían explosiones atribuibles a una casuística muy variada. Ahora la técnica se ha modificado pero en aquel momento gran parte de las explosiones en los pozos marinos eran controladas mediante el bombeo de una sustancia equivalente a lodo de perforación pesado. Con esto se conseguía sellar mecánicamente el pozo y desviar la burbuja de gas metano responsable de las explosiones. Lo que pasó el día del siniestro es que el sistema de prevención de explosiones de la subcontrata no se activó. Si se hubiese activado se hubiera frenado la salida del crudo. Los pesados cilindros hidráulicos hubieran cortado automáticamente la tubería de perforación bloqueando el fluido ascendente. Un año después del inicio de las extracciones recibimos órdenes de recortar en las partidas que tenían que ver con los dispositivos de seguridad y mantenimiento del proyecto. Después de un año de extracción de hidrocarburos sin contingencias preocupantes, pasamos a un escenario de operación de riesgo leve. En ese escenario alcanzábamos un coste de operación más bajo, lo que permitía subir nuestros márgenes y rentabilizar la extracción de hidrocarburos en un pozo que nos estaba dando muchísimos problemas de gestión.

El Presidente de la Petrolera. Sede de la compañía en Madrid. Abril del año 2018.
Sentimos profundamente el accidente de nuestra plataforma ocurrido frente a las costas canarias en la cuadrícula C-4 hace dos meses. Lamentamos las muertes atribuibles al percance, sin duda la mayor pérdida, así como el impacto del derrame en las costas de las Islas. Pedimos disculpas por el papel de nuestra compañía en este suceso y nos ponemos a disposición de los organismos jurídicos y legales pertinentes para esclarecer los hechos ocurridos. Una combinación de errores humanos, fallos de diseño de ingeniería, de activación tardía de los protocolos de seguridad e insuficiente coordinación del equipo humano de las compañías subcontratadas involucradas en el proyecto, han provocado una sucesión fatal de circunstancias que explican el siniestro. Una desgracia agravada profundamente por la evidente descoordinación del Gobierno central, regional y los Cabildos de las Islas afectadas a la hora de impedir la llegada del crudo a las costas. El nivel de organización y coordinación de las instituciones mencionadas ha sido manifiestamente mejorable. Es evidente que sin el grado de improvisación y negligencia del que hicieron gala los responsables políticos durante los primeros días del suceso, las consecuencias y los impactos del derrame hubieran sido mucho menores. La compañía garantiza una cobertura de daños por valor de 60 millones de € gracias a su seguro de responsabilidad civil y medioambiental. Además de esas garantías hemos dotamos un fondo especial de 100 millones de € para restablecer las actividades económicas presentes en la zona y cubrir las tareas de limpieza necesarias. Con estas medidas garantizamos que el petróleo acabará desapareciendo de las zonas afectadas.

El Ex-Presidente del Gobierno de Canarias. En su casa de El Sauzal. Abril del año 2022.
Celebro que me haga esa pregunta, en los últimos años no he tenido muchas oportunidades de explicarme, ya sabe como se trata a los expresidentes. Por supuesto, el vertido de petróleo del 18 fue la mayor desgracia que ha sufrido nuestro pueblo. Ese asunto se ha convertido en un tema tabú en el seno de mi formación, nadie quiere que le vinculen a la ejecutiva que levantó la mano a las extracciones. Mire, yo tenía un proyecto para sacar a las Islas de la crisis que estaba dando sus frutos en la última etapa de mi último mandato, como lo demostraban los principales indicadores económicos de aquel momento. Y ese proyecto consistía en garantizar la transición hacia las renovables potenciando la entrada del gas en el Archipiélago. Esa era y es la única manera. Y mi gobierno apostó por ello entonces. Pero la militancia del partido decidió que era hora de acometer un cambio de candidato a la Presidencia del Gobierno por aquello de los liderazgos compartidos desde la base y desde cada una de las Islas, tan de moda allá por el 2014 – 2015. Y yo lo asumí, como no podía ser de otra manera. Mi sustituto era una persona muy preparada y tenía un gran futuro pero se equivocó de plano. Apostó por levantar el veto que yo había establecido con gran esfuerzo al lobby del petróleo y ese fue su gran error, con las consecuencias fatales de todos conocidas. Por otro lado, fue un golpe bajo que el consorcio encargado de explotar el pozo acusara al Gobierno de Canarias de negligente y de falta de coordinación después del accidente. Se hizo lo que se pudo en un escenario de catástrofe total. Si alguien actuó desorganizadamente esa fue la compañía. Su capacidad de reacción fue muy inferior a la que anunciaban sus métodos contra potenciales derrames. Personalmente, esa respuesta de la compañía a la catástrofe no me sorprendió. Tampoco me sorprendió que el Ministerio de Industria tratara de forma tan liviana a la compañía, pero eso tiene explicación viendo dónde ha acabado el entonces Ministro de Industria. Lo que si me sorprendió fue la postura beligerante de algunas asociaciones que se autodenominan ecologistas. Empezaron a declarar que habíamos bajado la presión sobre el Ministerio y la compañía una vez que los sondeos detectaron las bolsas de gas. Había que ser muy mezquino para efectuar semejante afirmación. Esa gente no actuó defendiendo los intereses de nuestra tierra. Hoy por hoy, Canarias sigue dependiendo del petróleo, tiene el gas y además las renovables no han avanzado que era lo que esos ecologistas perseguían. Conmigo, después de 7 años desde que dejé la presidencia, en Canarias ya se hubiesen introducido las renovables más allá del 15%. Yo tenía la solución.

domingo, 27 de julio de 2014

La pertinencia de la Economía Ecológica


El Ministerio de Industria, Energía y Turismo ha exigido a Repsol que garantice una cobertura de daños por valor de 60 millones de € en caso de que se produzca un accidente en cualquiera de los pozos frente a Lanzarote y Fuerteventura donde se efectuarán las perforaciones. Según ha trascendido, de esos 60 millones de €, 40 han sido cubiertos mediante un seguro de responsabilidad civil. El resto se han constituido mediante una garantía financiera destinada específicamente a cubrir las responsabilidades medioambientales que se determinen en caso de catástrofe natural.

También ha trascendido que de encontrar hidrocarburos, posibilidad que Repsol estima en un 19%, obtendría una facturación de entre 30.000 y 40.000 millones de dólares en una concesión minera a 20 años. De esa facturación, la compañía prevé obtener una rentabilidad final de entre un 10 y un 15%. Esto significa que la cobertura por daños exigida por el Ministerio a la compañía oscila solo entre el 0,20% y el 0,27% de la cifra estimada de facturación, o también, entre el 2,03% y el 2,70% de la rentabilidad final esperada en el escenario menos optimista del 10%. Si la rentabilidad final se eleva al escenario más optimista del 15% de la facturación, aquellas coberturas supondrían entre un 1,35% y un 1,80% de los beneficios estimados.

Dos enseñanzas claras se desprenden de este somero y rápido análisis realizado a partir de estas cifras previstas. La primera tiene que ver con la dimensión irrisoria que suponen las coberturas por daño ambiental respecto de la facturación o la rentabilidad previstas, de lo que se deduce que estas compañías poco o nada internalizan los costes derivados de un hipotético vertido tóxico. La segunda, es un corolario de la anterior y está relacionada con el escaso valor que proporcionan las grandes transnacionales al territorio donde operan (y los legisladores encargados de fijar las indemnizaciones), utilizándolo como un mero sumidero de residuos, una herramienta de usar y tirar que resulta barato degradar y derruir.

Lo lamentable de todo esto es que, con toda seguridad, esas coberturas por daño ambiental exigidas por el Ministerio, estarán conformes con el derecho ambiental vigente. Lo que a su vez nos muestra que la legislación que regula este tipo de actuaciones continúa siendo claramente insuficiente, no ya para prevenir accidentes en el medio natural donde operan este tipo de compañías, sino también para incentivar que estas organizaciones asuman una responsabilidad equilibrada con los rotos ambientales que provocan. Los casos del Prestige o la rotura de la balsa de residuos en Aznalcóllar así lo demuestran. Y es que contaminar sigue resultando muy barato y asequible para estas organizaciones. Bajo esta interpretación caben varias cuestiones ¿Es suficiente una cobertura de daños por importe de 60 millones de €? Es más ¿Tiene algún sentido proporcionar un valor monetario al medio natural y a los ecosistemas que nos rodean?

Este es, precisamente, el dilema que se articula alrededor de dos disciplinas de la economía, la Economía Ambiental y la Economía Ecológica. La primera, rama de la Ortodoxia económica imperante, considera los problemas ambientales como hechos fortuitos que ocurren muy de vez en cuando como consecuencia de fallos del mercado. La solución pasaría por cuantificar monetariamente las consecuencias negativas que acarrean a la sociedad y facilitar una transacción en el mercado. En este caso, se estimaría la cobertura de daños necesaria y en caso de que se produzca la contingencia, se produciría el intercambio que permitiría compensar económicamente a los sujetos afectados por los daños generados por la compañía. Bajo esta concepción, el medio ambiente es un subsistema enmarcado en otro mayor que es la economía. Así, los ecosistemas quedarían sometidos a los criterios de eficiencia, productividad, escala, consumo o producción que dominan el principal cuerpo teórico de la economía vigente. La economía impone sus reglas al medio natural donde se desenvuelve.

La Economía Ecológica cambia la perspectiva. Considera al medio natural y el territorio como el conjunto que contiene a la sociedad y esta a la economía. Bajo esta interpretación, los ecosistemas pasarían a ocupar el primer plano de la reflexión, añadiendo a los intercambios monetarios producidos dentro del subsistema económico, los flujos de energía y recursos extraídos o trasvasados desde el sistema natural para facilitar el comportamiento social y económico del ser humano. Esta disciplina parte de una concepción sistémica y abierta y considera que más allá de los valores de cambio expresados en términos monetarios en el mercado, existen restricciones ambientales cuya violación introduciría irreversibilidades imposibles de solucionar sobrepasados esos límites. De esta forma la sociedad y la economía quedarían bajo la esfera de las magnitudes físicas y biofísicas que rigen los ecosistemas. La economía pasaría a estar enmarcada dentro del medio ambiente y, por tanto, los criterios a tener en cuenta serían la capacidad de carga del territorio, el nivel de emisiones contaminantes, el volumen de residuos generados, la capacidad para reciclar y reutilizar esos residuos, el principio de precaución, etc.

Es la Economía Ambiental una visión parcial de la problemática ambiental que no supone ningún cuestionamiento del núcleo principal de la economía vigente. Forma parte de lo antiguo, de lo que debe terminar de caer e implica, en lo esencial, no cuestionar la concentración de poder existente, limitando así la democracia. La Economía Ecológica es abierta, multidimensional e integradora. Al considerar otras dimensiones de la realidad humana permite que los afectados por determinadas problemáticas formen parte de los procesos de toma de decisiones que juegan en su solución.

En lugar de establecer indemnizaciones por daños ambientales la Economía Ecológica reflexionaría si tiene sentido continuar extrayendo recursos limitados de la corteza terrestre. Apostaría por generar energía por medios renovables respetando los límites ambientales y limitaría los niveles de consumo actuales privilegiando la satisfacción de las necesidades humanas bajo criterios sostenibles. Esta es la visión que debe terminar de nacer definitivamente.

martes, 15 de julio de 2014

El mantra del crecimiento económico

 
Estamos atrapados en la dinámica perversa de una civilización que si no crece no funciona, y si crece destruye las bases naturales que la hacen posible. Nuestra cultura, tecnólatra y mercadólatra, olvida que somos, de raíz, dependientes de los ecosistemas e interdependientes.  

Interesa destacar que en el último medio siglo el crecimiento económico se ha convertido en la gran variable estratégica que políticos y empresarios deben maximizar. Según esa creencia a mayor crecimiento económico experimentaremos más prosperidad, igualdad, desarrollo o progreso. Así, el crecimiento económico ha dejado de ser un medio para transformarse en un fin en sí mismo. Un mantra que conviene perseguir a toda costa. Bajo esa visión, más crecimiento es igual a más felicidad.

Sin embargo, la realidad es que la veneración del crecimiento económico por parte de políticos y empresarios, en sus diferentes versiones de aumento ilimitado del PIB, de la producción o de la llegada de turistas, ha sido muy útil para ocultar la apropiación de recursos naturales y una destrucción sin igual de riquezas en nuestro territorio. Por no hablar de la expansión de desigualdades de todo tipo. Esto es lo que algunos autores denominan la mitología del crecimiento y consiste en atribuirle determinadas bondades, sobre todo en periodo electoral, al tiempo que se encubren muchos otros defectos para que pasen desapercibidos.

El poder económico y también el político están acostumbrados a realizar propuestas de modelos productivos para Canarias bajo estas premisas. Se ignora completamente el ámbito ambiental, el territorio donde incidirán esos esquemas productivos y se privilegia la presunta bondad de un incremento ilimitado de la producción. Un flagrante error de perspectiva si pensamos que el Archipiélago vive de sus enormes riquezas ambientales, base de su primera industria, el turismo. Por eso, esas ofertas no dejan de ser discursos interesados que favorecen muy poco o nada al conjunto de la sociedad pero que, a buen seguro, reporta importantes beneficios a los sectores que los sugieren. Por eso, esas propuestas a las que normalmente se les otorga mucho bombo, tienen muy poco de democráticas.

Hace unos días era Jorge Marichal, Presidente de Ashotel, quien sostenía extraer las reservas de petróleo que pudieran encontrase frente a las costas canarias para destinar sus réditos a la creación de una potente industria turística. Al mismo tiempo admitía la incapacidad del sector turístico para absorber el alto volumen de desempleo presente en Canarias. Una contradicción que revela que el Presidente de Ashotel desconoce o ignora que una industria turística construida sobre una economía extractivista (ponía como modelo a los Emiratos) no tiene futuro en un escenario de descenso continuado de las reservas de combustibles fósiles. Y en cualquier caso, sigue resultando insostenible pretender mantener un sistema económico que necesita consumir cada vez más para sobrevivir, ya sea exprimiendo las últimas reservas de combustibles fósiles o a base de sustituirlas por alguna otra fuente de energía. Sorprende que además de esto, se apele a la responsabilidad y nada menos que al bien común. Estas propuestas o son muy ingenuas o encierran intereses particulares muy grandes. Más de lo mismo.

A finales de 2013, José Carlos Francisco, actual presidente de de la CEOE de S/C de Tenerife también hacía una propuesta bajo los mismos esquemas productivistas. En su visión veía a Canarias nada menos que como el patio trasero de Europa, con una boyante industria del ocio sustentada en el juego, los casinos y los grandes espectáculos, capaz de atraer a grandes masas de turistas europeos dispuestos a consumir y gastar aún más. Su paradigma eran Macao y Las Vegas, ambos ejemplos de un modelo económico agotado con importantes consecuencias negativas para las sociedades que los soporta, corrupción, prostitución, mafias, criminalidad, etc.

Toda propuesta de futuro para Canarias que pretenda ser viable debe contemplar una visión ecológica de las Islas. Una visión que considere el impacto sobre el territorio que imprimen esos modelos productivos en términos de metabolismo. Es preciso que pensemos y visibilicemos qué flujos de energía, materiales y recursos requieren, así como qué cantidad de residuos, emisiones contaminantes y detritus traen asociados y, por tanto, son devueltos al medio natural donde el ser humano hace posible su vida.

De lo contrario estamos condenando al Archipiélago a más de lo mismo, incrementar el nivel de producción y consumo a base de esquilmar aún más los recursos naturales y energéticos. La ruptura de los equilibrios ecológicos es otra forma de empobrecimiento y desigualdad. Por eso hay que combatir esas homilías productivistas pretendidamente inocentes que nos llegan con tanto ahínco desde algunos centros de poder local. Son más de lo mismo.

miércoles, 2 de julio de 2014

La economía extractivista de Jorge Marichal


…desde mi punto de vista la pregunta no debería ser petróleo, ¿sí o no?. La pregunta sensata sería petróleo, ¿para qué? 


En un encuentro informativo junto con la directiva de Ashotel, el presidente de la patronal hotelera, Jorge Marichal, se despachó a gusto sobre asuntos candentes de la realidad canaria. Unas declaraciones que luego matizó pero que aún así merecen algunos comentarios.

Resulta llamativo que en relación al asunto de las prospecciones el Sr. Marichal manifieste que no tiene una postura clara y, sin embargo, sugiera que podría aceptarlas si los beneficios derivados de la extracción de petróleo se destinan a la promoción turística del Archipiélago y a crear una potente industria turística. En realidad no es llamativo puesto que Ashotel es un lobby que defiende los intereses de las organizaciones que lo integran, todas ellas vinculadas al modelo turístico que impera en las Islas. Hábilmente el responsable de la asociación hotelera deja fuera del debate otros elementos de vital importancia para el conjunto de la sociedad canaria como el ecológico, el social o incluso el económico, al ignorar la idoneidad de apostar por un cambio radical en el modelo productivo de las Islas basado en renovables. En la visión de Marichal lo ideal sería la explotación intensiva de los hidrocarburos que se encuentren y destinar sus réditos en los sectores y actividades que precisamente defiende su lobby. Muy generoso de su parte.

Hay una gran cantidad de informes, estudios y debates organizados por muchas plataformas ciudadanas que han informado desinteresada y honestamente. Utilizan argumentos solventes sobre los pros y los contras de las prospecciones y la instalación de una potencial industria del petróleo en el Archipiélago. Si el Sr. Marichal no se ha informado es porque no quiere. ¿O está esperando un informe completo, independiente y veraz del Ministerio de Industria y Turismo?

Edward Burtynsky
Si se informara podría entender que el debate petróleo sí o no, está bien planteado, puesto que nos pone en la disyuntiva de continuar con este modelo basado en los combustibles fósiles o trabajar conjuntamente para alcanzar la liberación de la sociedad mundial de toda una estructura monopolística, el Poder Petrolero, que ha consolidado su poder omnímodo a lo largo del último siglo, y ha señoreado la economía mundial. Él es quien lo enfoca mal al vincular la industria de los combustibles fósiles a la creación de puestos de trabajo en las Islas, como si se tratara de un nuevo El Dorado, tal y como han hecho Respsol o el propio Ministro de Industria y Turismo. Si se informara, repetimos, el Sr. Marichal comprendería las disfuncionalidades que economías extractivistas como las de Dubai y los Emiratos árabes mantienen en su seno por vincular el impulso de determinados sectores estratégicos a la extracción de petróleo, sector que obviamente dirige y controla una élite minoritaria al margen de todo control democrático. El extractivismo, esto es, la extracción y apropiación particular de riquezas naturales para generar rentas, no es nada nuevo, existe en numerosos países latinoamericanos y africanos con consecuencias nefastas para su gente; militarización de sus espacios, incremento de la desigualdad social, corrupción, abandono de sectores estratégicos de primera necesidad, puesto que con mucha probabilidad será más barato importar alimentos, por ejemplo, que producirlos, creación de una élite de gran poder alrededor del sector petrolero, etc. Postextrativismo: alternativas a un modelo agotado es un completo dossier sobre este asunto que recomendamos leer al Sr. Marichal. Dudamos que lo haga.

Dice Marichal que la instalación de plataformas petrolíferas frente a las costas canarias no reducirá el volumen de turistas que llegan a las Islas. Argumenta que hay otros destinos turísticos en el mundo en los que los visitantes conviven con estas instalaciones y no pasa nada. Probablemente tenga razón, no dejaremos de viajar a Lanzarote o Fuerteventura a pesar de que tendremos que soportar una instalación petrolífera a menos de 60 Km de sus costas mientras disfrutamos de sus playas. Pero olvida el señor Marichal que lo que se discute no es si el número de turistas se reduce por la llegada de las plataformas, sino el riesgo de accidente y las consecuencias irreversibles que conllevaría para el Archipiélago perforar el lecho marino a un nivel tan profundo, así como ubicar toda un sector económico alrededor de los combustibles fósiles en las Islas en el caso de que se encuentre petróleo.

Asimismo, Marichal solicita que el asunto de las prospecciones se despolitice, como si la politización de los conflictos fuera perjudicial para alcanzar una solución. Cuando el ciudadano se siente atropellado por determinadas decisiones políticas que se toman con opacidad, sin su consentimiento y con engaños, es lógico y conveniente que la gente se movilice y proteste. Lo contrario delataría a una sociedad pasiva e indiferente, sin intereses. Deberíamos celebrar la reacción de esta ciudadanía que ha puesto en solfa determinadas decisiones políticas y además ha aportado alternativas solventes a las mismas.

En otro orden de cosas hay que decir que las Islas Canarias se caracterizan por tener un territorio peculiar con una belleza singular seguramente muy apreciada y valorada por la gran mayoría de turistas que arriban a las Islas. Someter a las playas de Tenerife a un proceso de “embellecimiento” basado en sustituir su natural arena negra por arena rubia, además del impacto ecológico que implicarían dichos cambios, supondría homogeneizar un paisaje excepcional y extraordinario que el turista puede encontrar en otras partes del mundo a un precio más competitivo. Máxime cuando en Canarias ya hay suficientes playas de arena rubia. ¿Tiene sentido esta propuesta? ¿Los turistas demandan realmente playas de arena rubia? ¿Queremos convertir las Islas en un territorio uniforme a los grandes centros de atracción turística? ¿Qué perfil de turista tiene un impacto mayor en la economía de las islas, el que la valora tal como es o el que espera encontrar lo mismo que encontraría en Tailandia, México o California?

Del mismo modo, cobrar a los turistas por entrar a determinados espacios naturales una tasa ajustada con arreglo a criterios económicos y ecológicos consensuados democráticamente entre todos los interesados, no tiene por qué perjudicar al sector turístico. Hay experiencia en el mundo sobre esto. Y en Canarias desde hace años el Parque Nacional de Timanfaya en Lanzarote cobra una tasa a quien quiera visitarlo y continúa siendo uno de los enclaves turísticos más visitados de España. Los recursos obtenidos de esa potencial tasa ecológica podrían revertirse en la mejora y protección real de los espacios turísticos. Estamos seguros que el turismo de calidad entiende esa necesidad. Lo que no es fácil de entender es que se quiera seguir con un modelo turístico insostenible del que se benefician unos pocos en las Islas Canarias.

La patronal hotelera debería adoptar una postura sin fisuras de defensa del territorio y medio ambiente de las Islas porque de su efectiva protección y amparo legal depende que Canarias pueda ofrecer un turismo de alto nivel y de calidad. Sector, el de las renovables, en el que hay muchas posibilidades de crecimiento, mejora de las condiciones laborales y creación de empleo para la economía canaria. Y de eso sí que nos beneficiamos todos. ¿Tiene sentido añadir más riesgos de desastre ecológico, económico y social a los ya presentes en las Islas? Creemos que no.