viernes, 30 de abril de 2010

Santa Cruz de Tenerife, una ciudad insostenible. Por una reconsideración arquitectónica y urbana de la ciudad (y 3)


"...nuestra tarea en las próximas décadas no sea tanto crear urbes nuevas como reformar las existentes para hacerlas más sostenibles: rehabilitando edificios, regenerando barrios y recuperando paisajes.
Necesitamos ciudades más densas y compactas, pero no más altas; al igual que necesitamos arquitecturas más útiles, pero no más triviales. Y para combatir la fascinación contemporánea por la insostenible suburbanización y el insufrible espectáculo, debemos explicar que la casa unifamiliar y el vehículo particular han de ser domesticados, porque la ciudad jardín es la menos verde de todas; y también que la belleza no reside necesariamente en la provocación estética o la extravagancia formal de la arquitectura que grita: la mejor ciudad habla en susurros”

"Los rascacielos del Golfo y nosotros". Luis Fernández Galiano. 02.03.2010. El País.

En los últimos años la ciudad ha cambiado su fisonomía introduciendo grandes volúmenes firmados por arquitectos de factura enlatada en busca de rentabilizar el nombre de Santa Cruz en el exterior buscando un efecto Guggenheim. Habría que analizar profundamente si las obras creadas por arquitectos internacionales proporcionan prestigio y calidad a la ciudad o no pasan de ser meras esculturas asépticas presentadas interesadamente por los medios y los centros de decisión como parte del insufrible espectáculo, en palabras de Fernández Galiano. Espectáculo al que nos tenía acostumbrado la gran arquitectura de la época previa a la crisis económica, quizás como expresión material del vigor inmobiliario que ha dominado la economía en los últimos 15 años, quizás como única consecuencia de la falta de ideas en el urbanismo y la arquitectura más mediática.

Un modelo urbanístico obsoleto e ineficiente a nuestro juicio, ya que acelera los procesos de mutación urbana en un territorio limitado, el de Santa Cruz de Tfe, donde las intervenciones exigen gran consumo de terreno, se requieren importantes inversiones de dinero público y se sobrevaloran los efectos beneficiosos que puede tener sobre el tejido urbano y económico de la ciudad. Todo ello en detrimento de otros factores relacionados con la funcionalidad del edificio y su encaje en la ciudad.

Dice Oriol Bohigas a propósito de las obras de los arquitectos del star system que (la negrita es mía):

“…la experiencia nos hizo ver claro un hecho que ha resultado muy importante: el consenso político y popular ante unos arquitectos extranjeros que llegaban con un prestigio gloriosamente presentado en los medios de comunicación; es decir, se consiguió una aceptación que de otro modo hubiera sido difícil. Los políticos vieron enseguida que aquel proceso de selección les ahorraba muchos quebraderos de cabeza: aceptando la garantía de calidad que les ofrecían los media y la aristocracia crítica tenían un arma convincente para limar las posibles discusiones internas, y, además prestigiaban la ciudad con nombres de arquitectos de divulgación internacional asegurada (…) Ponga un Foster en su ciudad y quédese tranquilo (…) Quizá más bien haya que ver consecuencias negativas en esa clase de operaciones: los arquitectos jóvenes locales se ven en ocasiones menospreciados ante la imposición de las vedettes internacionales y con frecuencia queda relegados a las obras menores
“Contra la incontinencia urbana. Reconsideración moral de la arquitectura y la ciudad”. 2004. Barcelona

Dentro de esta reflexión situamos el TEA, la remodelación de la Plaza de España en sus diferentes fases, el auditorio de Tenerife y el recinto ferial, las torres de Santa Cruz o el proyecto de la playa de las Teresitas. ¿Han generado dinamismo económico, social o cultural estas intervenciones? ¿Facilitan la mezcla de funciones de la ciudad, la creación de espacios de relación que dinamicen los barrios o zonas donde se ubican, faciliten la identificación simbólica y conecten la periferia con los distintos centros? La respuesta parece ser negativa.

Cabe argumentar como ejemplo el caso del auditorio de Tenerife. El tiempo pone cada cosa en su sitio y desde que se inauguró el proyecto con gran fanfarria hace ya casi una década, creemos que ha quedado demostrada la tesis de que se trata de un proyecto sobredimensionado, situado en una de las salidas del puerto de Santa Cruz buscando la imagen idílica y turística, la foto de postal más que la integración y la revitalización de la zona en la que se encuentra. Aspecto que se podría haber conseguido integrándolo en la malla urbana interior con unas dimensiones más modestas y quizás optando por otro arquitecto más barato que estuviera fuera del star system, más cercano a las costumbres y necesidades canarias y buscando formas menos insólitas y más funcionales. Algo que sí ha conseguido, por ejemplo, el teatro Valle Inclán en Madrid situado en la zona de Lavapiés. A través de una propuesta respetuosa, modesta y proporcionada el teatro ha revitalizado el entorno de la plaza de Lavapiés y la calle Argumosa cambiando por completo su fisonomía y creando una actividad al menos interesante alrededor de locales de ocio y la propia plaza de Lavapiés. En esta línea es un buen ejemplo la reforma de la plaza de Tirso de Molina, también en Madrid.

Idéntica crítica cabe sobre el TEA. Situado en los aledaños de la desembocadura del barranco de Santos y al lado de la renovada calle de La Noria, el edificio convive con algo tan santacrucero como es La iglesia de la Concepción y la mencionada calle La Noria, muy vinculada a las costumbres carnavaleras de Santa Cruz y que de forma forzada o no se ha descrito como la nueva (y prácticamente única) zona de ocio y esparcimiento de Santa Cruz ¿De veras es importante el contenido del TEA para las instituciones que lo promovieron o se creó como un mero contenedor de actividades no muy bien definidas aún? ¿Qué ha supuesto el museo para Santa Cruz más allá de aportar otra biblioteca para estudiantes universitarios? ¿Cuál fue su coste económico? ¿Y su coste de oportunidad en términos sociales? En palabras de William J. R. Curtis:

“…varios miembros del star system algunos de ellos ganadores del Premio Pritzker, generan diseños arbitrarios y ostentosos sin sustancia perdurable: una arquitectura de gestos vacíos y formas complicada en exceso que no entrañan un verdadero significado”. 
"La crisis del Star System". William J. R. Curtis. 12.04.08. El País.

Lo que sí es seguro es que el TEA ha dado a conocer Tenerife a uno de los autores del proyecto, quien ya se ha instalado en el Poris de Abona en una vivienda de proporciones más que generosas a unos treinta metros de la línea del mar.

En el caso de Santa Cruz, aún a riesgo de que ya sea tarde parece necesario imponer unos límites que pongan coto al sprawl que se detecta desde hace años en las transiciones entre Santa Cruz y La Laguna (La cuesta) y entre Santa Cruz y el municipio de El Rosario (Radazul, Tabaiba) y algunos barrios de la periferia santacrucera que han nacido al calor del desarrollo de las autovías. Espacios, todos ellos, ganados al sector agrícola (en muchos casos territorios de gran calidad agronómica) desatendiendo la relación necesaria entre los usos y la vocación de cada espacio. ¿Se han explorado las características de la ciudad compacta y densa y sus posibilidades de aplicación para el caso de Santa Cruz? ¿Se ha considerado siquiera poner las bases para una recuperación de las condiciones de la ciudad tradicional que posibilite alcanzar densidades importantes sin necesidad de recurrir a alturas desproporcionadas? ¿Se ha pensado en la actual relación periférica que tienen los barrios con el centro urbano?

La iniciativa de unir Santa Cruz y La Laguna que los poderes fácticos de esta isla resucitan de vez en cuando, parece destinada a crear una zona metropolitana de dimensiones colosales, teniendo en cuenta el perímetro de la isla que la contendría, que estaría orientada a reducir el sprawl mediante una huída hacia delante que permitiría a esos poderes fácticos disponer de más suelo que permita seguir acelerando los ritmos de inversión y acumulación de capital.

Al mismo tiempo que se han desarrollado todas estas intervenciones y otras, la ciudad lleva discutiendo desde hace más de 8 años la viabilidad y la adecuación de un PGO que ha sido aprobado recientemente de forma, cuando menos, cuestionable. Prueba de ello es que el PGO no pasó el primer examen de la COTMAC, donde se encuentra actualmente. El organismo ha frenado su aprobación hasta junio-julio al encontrar incorrecciones en el planeamiento y fallos en los procedimientos obligatorios de información pública. Una tramitación caracterizada por la más absoluta opacidad y una ausencia total de participación ciudadana, cuyo resultado ha sido el descubrimiento, por una plataforma ciudadana contra el plan, de que un buen número de viviendas han quedado fuera de ordenación al mismo tiempo que otros edificios se veían beneficiados con licencias para incrementar sus alturas. Dinámica que resume muy bien los problemas actuales en materia de urbanismo en esta ciudad (PGO de Santa Cruz; Llueve sobre mojado). Absoluta oscuridad en la tramitación y ausencia total de participación ciudadana, lo que ha traído como consecuencia inmediata que los PGO hayan perdido su fundamental misión, ordenar la ciudad conforme a unos criterios básicos de edificación y reparto proporcional de espacios públicos y privados.

Hubiese sido un auténtico ejercicio de democracia y transparencia que el ayuntamiento explicara por qué se reduce la edificabilidad de muchas calles de Santa Cruz a tres y cuatro alturas mientras que en otros lugares se mantienen doce y más plantas. Cuál es la razón de que se sustituyan zonas verdes y espacios libres por parcelas edificables y sobre todo cuáles son los criterios urbanísticos (¿o son económico - políticos?) que se han aplicado para incrementar la edificabilidad en algunas zonas y quiénes son esos beneficiados. Nada de eso se ha explicado a los ciudadanos.

Especialmente representativo es el estado en el que se encuentran muchos de los barrios periféricos de Santa Cruz, tratados por la administración actual como espacios casi suburbiales, segregados por infraestructuras viarias (El Sobradillo, El Tablero, Somosierra, El Chorrillo) desconectados del distrito centro o abandonados por la falta de inversiones (Ofra-Montaña Taco, Valleseco, El Toscal) o en el mejor de los casos convertidos en guetos residenciales de las clases más bajas de la ciudad (Añaza y Santa María del Mar).

En Santa Cruz es necesaria una reconsideración de la ciudad desde un punto de vista sostenible. Una reflexión que de cuenta de las mutaciones producidas en los últimos años para analizar de forma sosegada la viabilidad de proseguir por este camino, al objeto de reconducir la situación, si es que aún es posible. Una iniciativa que tenga como resultado un plan de reconciliación de cada uno de los barrios de la ciudad con el centro urbano mediante la creación de nexos de unión más intensos e integradores que avancen en la cohesión urbana y social de la ciudad. Lo que obviamente debe contener iniciativas de compensación del desequilibrio inversor pero también políticas dirigidas a estudiar y revertir los flujos de energía consumidos y residuos generados por la actual dinámica urbana.

jueves, 22 de abril de 2010

Santa Cruz de Tenerife, una ciudad insostenible. Por una reconsideración de las infraestructuras del transporte en la ciudad (2)


“El concepto de tráfico inducido o demanda generada por las propias infraestructuras en los territorios que atraviesan no es nada nuevo en la teoría del transporte. Al menos desde los años cincuenta se sabe que toda ampliación de una infraestructura de transporte conlleva la aparición de un nuevo segmento de demanda que anteriormente no se manifestaba en forma de tráfico efectivo”

Hacia la reconversión ecológica del transporte en España. Antonio Esteban/Alfonso Sanz. 1996. Madrid

Un proyecto, el de la vía litoral, que persigue dos objetivos evidentes. Por un lado un objetivo a corto plazo que consiste en soterrar el flujo de tráfico sin resolver la verdadera problemática, intentar liberar la ciudad de un flujo de tráfico intenso. Por otro lado, un objetivo a más largo plazo que podría consistir en desmantelar el actual puerto de mercancías de Santa Cruz, convirtiendo la ciudad en un mero espacio comercial y de recepción de turistas del flujo de cruceros. La consecución de estos dos objetivos traerá consigo un tercero; proporcionar más espacio de esparcimiento al ciudadano, verdadero objetivo que debería vertebrar este tipo de intervenciones y que en este caso se consigue de manera residual.

Y sin embargo, este mayor espacio público no será completo puesto que en superficie continuarán existiendo dos vías de servicio de “tráfico muy reducido” más una vía dedicada muy probablemente a la línea que conectará el centro de la ciudad con la playa de Las Teresitas por medio del tranvía. Con lo cual es cierto que se gana espacio para el ciudadano pero a costa de enterrar el tráfico y de crear un nuevo espacio de tránsito en superficie que podría fracturar la línea de costa con el centro urbano de Santa Cruz. Un estudio en profundidad del proyecto demuestra que solo se cede espacio al ciudadano y se acerca la capital al mar mediante la construcción de la prevista “playa” de la Dársena de Los Llanos.

El proyecto de vía litoral contiene al menos dos riesgos adicionales. En primer lugar al crear una infraestructura mejor dotada y con la misma capacidad que la existente, se incentiva de forma indirecta el uso del vehículo en el acceso a la ciudad, lo que invalidará cualquier iniciativa posterior destinada a contener o disuadir el flujo de tráfico privado. Con la excusa de ceder al peatón un espacio más amplio nos venden un proyecto que probablemente tendrá el efecto contrario, intensificar el colapso del tráfico y la contaminación (“Condenados a ir en coche”. Diario de Avisos. 14.03.2010). Nos atrevemos a augurar que el resultado será similar al sistema de túneles y vías en superficie que existe en la Avenida 3 de Mayo. ¿Se ha conseguido reducir el tráfico en esa zona? Y en superficie ¿Es un espacio mejor distribuido y con mayor calidad de vida o se ha convertido en un mero espacio de tránsito?

En segundo lugar el proyecto de vía litoral junto con el proyecto de remodelación de la Plaza de España de Herzog&DeMeuron, abrirá la puerta para una transformación de la ciudad de gran calado, de espacio industrial y comercial pasará a ser un ámbito meramente comercial y turístico, sobre todo si se ejecuta el traslado de la refinería. Esto supondrá un cambio brutal en la dinámica urbana y trasladará al resto de la isla los costes de situar ambas dotaciones en otros espacios vírgenes o no habilitados para ello, (presumiblemente Granadilla que junto con Arico, se convertirán en los dos grandes vertederos de la isla). La carga sobre la isla del traslado de ambas dotaciones será fatal.

El resultado final de tales iniciativas supondrá una mutación de gran envergadura en la apariencia física de la ciudad, posibilitada por la aceleración de los ritmos de inversión y acumulación de capital, característica intrínseca a Santa Cruz en los últimos tiempos (“Aceleración autoritaria o sosiego democrático; del tiempo del capital al tiempo de la ciudadanía”. Fernando Sabeté Bel. En “Calidad de la democracia y protección ambiental en Canarias”. Federico Aguilera Klink (Ed.) 2006. Lanzarote). Aceleración que ha favorecido a los grandes centros de poder económico de la ciudad (y de la isla) contribuyendo igualmente a acelerar de forma insostenible el consumo de territorio, de energía, de agua y de materiales.

Nuevamente se cumple la máxima de que “todo cambia para que todo siga igual” con la diferencia de que esos cambios están provocando daños irreversibles en la “piel” de la ciudad y en la planificación futura de la misma. Las intervenciones de hoy en día están orientando de forma insostenible las del futuro (“El tráfico toca techo”. El Día. 14.11.2004). No se resuelven los problemas sino que se parchean, lo que posibilita a los centros de poder y de decisión de esta ciudad asegurarse la construcción futura de más infraestructuras y promocionarlas como presuntas soluciones a los problemas, mientras que lo que se garantiza es la reproducción de un bucle perverso de ejecución de infraestructuras que están desequilibrando la ciudad y la isla y equilibrando las boyantes cuentas económicas de quienes las promueven (Megaintraestructuras y megamentiras). La prueba más evidente de que esto es así es la completa unanimidad para sacar adelante éstas y otras muchas obras, del Ministerio de Fomento, del Gobierno de Canarias, del Cabildo de Tfe, del Ayuntamiento de Santa Cruz y de la Autoridad Portuaria, todas de distinto signo político.

Llegados a este punto parece de recibo preguntar ¿Existe alternativa política en Canarias? ¿Hay otro modo de hacer las cosas? ¿Por qué unanimidad en ciertos proyectos y total confrontación en otros muchos entre los grupos políticos? Y de manera más amplia ¿Existe Democracia en Canarias?

viernes, 16 de abril de 2010

Santa Cruz de Tenerife, una ciudad insostenible. Por una reconsideración medioambiental de la ciudad (1)



“¿Cómo, entonces construir la ciudad? Sin duda facilitando cauces que posibiliten actuar de forma democrática, bajo el impulso de procesos de participación y mecanismos de consenso (…) que creen lugares fuertes en la ciudad –ámbitos de relación y de identificación simbólica- y formulen respuestas integradoras en las que se tengan en cuenta, al mismo tiempo, los elementos de continuidad con el pasado y la cultura del proyecto moderno”

Fernando Gómez Aguilera. La marina de Arrecife. En “Cuadernos del Guincho”. Nº 8. 2000

Santa Cruz de Tenerife, ciudad limitada por el atlántico en su zona sureste, por el gran macizo de Anaga al noreste y por la refinería de CEPSA al suroeste, es una ciudad donde se puede vivir razonablemente bien a pesar de ser un espacio urbano encajonado entre límites naturales e industriales que han imposibilitado su expansión horizontal. En aproximadamente 40 minutos se puede pasar de disfrutar de las aguas artificialmente tranquilas de la playa de las Teresitas al paraje húmedo y frondoso del abrupto macizo de Anaga, además de disfrutar de un clima privilegiado durante el 80% del año. También se puede convertir en un infierno si lo que se desea es acceder o salir por cualquiera de sus canales de entrada o salida en hora punta, o cuando sopla el viento con cierta fuerza dirección noreste y la refinería se encuentra en su máximo estado de expulsión de gases.

¿Es Santa Cruz una ciudad sostenible? ¿Garantiza una verdadera calidad de vida? Las intervenciones desarrolladas en Santa Cruz en los últimos años ¿Están poniendo las bases para mejorar la ciudad? ¿Hacia donde va una ciudad donde parece que lo único que se planifica con la suficiente antelación es el programa de los Carnavales? ¿Se puede plantear siquiera esta cuestión cuando se trata de un espacio urbano que aún no ha reflexionado sobre el tipo de ciudad que quiere ser sino que muta a golpe de intervenciones con escaso sentido del conjunto? ¿Se puede recuperar Santa Cruz?

Fue Manuel Hermoso quien se erigió como alcalde de la ciudad allá por el año 79 al frente de lo que luego se llamó la “Agrupación Tinerfeña de Independientes” (ATI) y más tarde derivó en Coalición Canaria (CC). Aproximadamente 30 años es el tiempo que necesita una generación de individuos para nacer, formarse, desarrollarse y crear una familia. Parece interesante realizar esta reflexión para el caso de Santa Cruz de Tenerife después de más de 30 años de gobierno de la misma opción política, unas veces en solitario y otras como resultado de diferentes pactos electorales con otros partidos.

Hace unos meses, la Universidad de Santiago de Compostela elaboró un estudio según el cual los depósitos de metales pesados en algunos organismos situados en varios puntos de la ciudad arrojaban niveles preocupantes para la salud. Asimismo los límites de micropartículas contaminantes en el aire de Santa Cruz fueron superados en el año 2006 más de 120 veces, muy por encima de muchas grandes urbes españolas. Y un documento del año 2008 del Ministerio de Medio Ambiente consideraba que la ciudad era una de las más contaminadas de España y “el punto más negro de contaminación en las Islas Canarias”

La ubicación de la refinería en los aledaños de la salida hacia el sur de la ciudad, la entrada diaria de más de 90.000 vehículos de media a través de la TF-5 junto con la escasez de vientos y la frecuencia de olas de polvo en suspensión son las principales causas de que la ciudad se haya situado entre las más contaminadas de Europa.

En julio de 2008, Greenpeace denunció que CEPSA, propietaria de la refinería petroquímica situada en Santa Cruz, declaraba en el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes que vertía anualmente, a través de un emisario submarino más de 5.500 toneladas de sustancias contaminantes, entre las que se encontraban: fenoles, cloruros y sustancias tan peligrosas como hidrocarburos aromáticos policíclicos o metales pesados. Según la ONG estos vertidos se realizaban a menos de 200 metros de la costa. Se ha hablado en numerosas ocasiones de la necesidad de trasladar la refinería a otros lugares de la isla quizás sin pensar que el traslado de tales instalaciones significaría situar el problema en otras partes de la isla porque no hay lugar en Tenerife que cumpla con las condiciones legales de mantener la refinería a una distancia prudente de cualquier núcleo poblacional.

¿Por qué no una estrategia en el tiempo (a medio y largo plazo, como no puede ser de otra manera) destinada al desmantelamiento de la petroquímica al tiempo que se plantea una seria estrategia destinada a reforzar las energías renovables? ¿Por qué no sondear con una propuesta seria la sustitución del petróleo por la energía eólica al tiempo que se reducen las dimensiones de la refinería de forma progresiva? ¿Qué opción contempla el recientemente aprobado PGO de Santa Cruz?

A riesgo de ser excesivamente simplistas, creemos que la política desarrollada por los tres partidos mayoritarios respecto a este tema se caracteriza por la falta de ideas originales. Estas se quedan en propuestas manidas y repetitivas, más vinculadas al pasado siglo XX que al actual estado de la cuestión. Medidas que profundizan en el deterioro de la ciudad como espacio de convivencia y esparcimiento, al tiempo que se pierde la oportunidad de acometer iniciativas reales que solucionen problemas.

¿Es suficiente el conjunto de parques actuales de Santa Cruz (reducidos prácticamente al García Sanabria) para contrarrestar los elevados procesos contaminantes generados por la dinámica urbana de Santa Cruz de Tenerife? La pregunta debería ampliarse en el sentido siguiente; ¿Existe alguna iniciativa por parte de los responsables de esta ciudad, dirigida a proporcionar espacios verdes a la ciudad que permitan contrarrestar el deterioro del aire al tiempo que se devuelve espacio al ciudadano? No parece suficiente contestar a esa pregunta poniendo como ejemplo la primera fase de remodelación de la Plaza de España (puesto que, como veremos más adelante su objetivo principal no es ese) o la inauguración del reciente parque de los Cuchillitos, abandonado a su suerte. La peatonalización de algunas de las calles interiores de la almendra central de Santa Cruz es positiva pero insuficiente ya que parece buscar solo el adecentamiento exterior y entra en contradicción directa con la ausencia total de iniciativas orientadas a desincentivar el acceso a la ciudad con el vehículo privado, principal causante del enrarecimiento del aire, la contaminación acústica y el desorden medioambiental en general.

¿Se ha pensado en “calmar” el tráfico de la zona de las Ramblas, no solo reduciendo la velocidad de tránsito (por encima de los 40 Km/hora de media a pesar de que es una vía interurbana) sino también eliminando uno de los carriles al tráfico privado e introduciendo un carril bus? Las Ramblas, por su extensión y su trazado transversal (conecta la ciudad desde el mar hasta la nueva zona de Cabo Llanos) podría actuar, con una hábil conexión con los demás modos de transporte (tranvía y guaguas), de columna vertebral en la distribución del tráfico interior al tiempo que se reduce la densidad e incidencia y se cede espacio al ciudadano en una zona particularmente atractiva por contar con grandes emblemas de la ciudad como el Parque García Sanabria, el Heliodoro Rodriguez López, el edificio del cine Víctor y la plaza de la Paz, el hotel Mencey, la Plaza de Toros (¿Para cuándo la intervención prevista?)y grandes ejemplos de la arquitectura santacrucera como el edificio del Colegio de Arquitectos.

En esta línea de pensamiento también parece una contradicción que el tranvía, gravosa infraestructura que el ejecutivo del Sr. Melchior logró acometer, conviva con el vehículo privado, el taxi, la guagua y demás vehículos de menor cilindrada. Sería interesante contar con un análisis en profundidad, objetivo e independiente de la demanda de uso del tranvía. Si las conclusiones son negativas estaríamos ante un ejemplo más de iniciativas que colmatan (y colapsan) la ciudad en lugar de favorecer su conexión con cada uno de sus barrios o periferias. Si las conclusiones son positivas arrojarían datos relacionados con una mayor y mejor conectividad en distancias cortas. Pero aún en este caso, si la finalidad perseguida era ésta, se podría haber alcanzado con un serio plan de revitalización del actual sistema de guaguas, aumentando frecuencias, abriendo nuevas líneas que alcancen todos los rincones de la zona metropolitana, mejorando sus horarios y sus estaciones, etc y no dejando que se desangre tal y como está ocurriendo actualmente. El coste económico de acometer dicho plan no parece elevado en comparación con el desembolso económico y el coste de oportunidad social que ha supuesto la construcción del tranvía.

En tal estado de la cuestión urge preguntarse si el tranvía es una infraestructura positiva para la ciudad mientras siga conviviendo con el vehículo privado. ¿Cuál era la finalidad del tranvía? ¿Ha creado sinergias de conectividad entre los diferentes modos de transportes? ¿Quiénes son los usuarios del tranvía? ¿Existe alguna intención de alguna de las instituciones políticas de la isla de discriminar o desincentivar el uso del coche en el acceso a la ciudad? No se detectan visos de que la respuesta sea afirmativa ya que las proyectadas vía litoral, exterior y de cornisa ya están casi en marcha. Las dos primeras han sido presentadas recientemente con grandes dosis de triunfalismo y marketing (“Santa Cruz más cerca del mar”. La Opinión. 09.03.2010.) y formarán parte del paisaje de la ciudad si alguien no pone las condiciones para repensar la ciudad desde el punto de vista medioambiental.

lunes, 5 de abril de 2010

Serie Verde: La musa del pintor


’Uno cree haber dejado la isla. Uno nunca deja la isla’.

Samuel Beckett

Desde la autovía que acerca el sur de Tenerife ya sorprende la enorme y mística presencia de una montaña de evocadores tonos rojizos que pronto nos atrapa con su personal capacidad de atracción, con su osada geometría que desafía la quietud de la línea del horizonte, con su manifiesta intención de adentrarse en el Atlántico que besa su falda en un acto casi sexual.

Se trata de Montaña Roja, un cono de cinder desmantelado por la erosión y parcialmente cubierto por dunas y médanos que data del periodo Cuaternario. Pertenece a El Médano un pequeño pueblo considerado el paraíso del viento por las cinco mil personas que lo habitan, de las cuales dos mil quinientas son extranjeros y que está dentro del término municipal de Granadilla de Abona.

Encaramarse al lomo de esta tostada mole de 171 metros de altura no es complicado. Te recibe con hospitalidad, con naturalidad, sin agresividad y además te muestra al cabo de 30 minutos escasos de ascensión por qué domina con tanta elegancia el entorno que la circunda. Su encanto reside en la poesía que desprende su figura. Pequeña y sublime, separa y protege dos playas naturales como la del Confital hacia el noreste, que hace las delicias de los surfistas y la de la Tejita hacia la vertiente suroeste de la isla, salvaguardando a los nudistas de las miradas indiscretas.

Ella se sabe diminuta ante las dimensiones del gran padre Teide que la observa con recelo (por estar acostumbrado a captar todas las miradas del visitante) elevando su cono por encima del edificio de Las Cañadas al norte. Pero también conoce sus principales armas de seducción; su permanente tono bronceado, producto de un pacto natural con la estrella solar, las parciales dunas que jalonan su falda como consecuencia del persistente azote del viento que moldea su figura muy lentamente y la oportunidad de ver 40 km de la costa sur de Tenerife con total nitidez.

Como un amor a primera vista queda en tu memoria esta montaña que cambia su color con el crepúsculo de la tarde a modo de último elemento de fascinación que pone en juego para hacer más difícil aún la despedida. A medida que dejas atrás su estampa, musa de muchos pintores, subsiste en el corazón la incertidumbre de que logre sobrevivir con el paso de los años a la vorágine constructiva de la zona y a proyectos de puertos industriales de dudoso interés social, su principal enemigo hoy por hoy, que la cercan sin remedio por tierra y mar.