miércoles, 11 de abril de 2012

Prospecciones: ¿Por qué lo llaman producción cuando quieren decir extracción?

 
…las metáforas son vehículos de interpretación que orientan y sesgan nuestros enfoques que, al resaltar ciertos aspectos, tienden a ignorar otros, por lo que no solo sirven para iluminar, sino también para ocultar o soslayar.

Raices económicas del deterioro ecológico y social. José Manuel Naredo. 2006. Pág. 175.

En relación a las prospecciones petrolíferas en Canarias recientemente autorizadas por el actual gobierno del PP es útil preguntarse por qué sus principales impulsores hablan de producción, beneficios, independencia energética…cuando en realidad quieren decir extracción, beneficios para Repsol, mayor dependencia energética, esquilmo de recursos no renovables…Respecto a este asunto, detectamos una utilización del lenguaje en pro de la ideología económica dominante que privilegia el uso de determinados términos despojándolos de parte de su contenido original. Se evita así discutir la máxima fundamental del actual sistema económico capitalista; el crecimiento económico.

Oil Refineries #23 Oakville, Canada, 1999. Ed Burtynzky
La petrolera Repsol no ha tardado en informar que si se confirma la existencia de petróleo frente a las costas canarias podríamos estar ante el mayor descubrimiento de hidrocarburos de la historia de España. En la actualidad España consume diariamente un total de 1.400.000 barriles de petróleo. Un nivel de consumo diario que procede en un 99% del exterior vía importaciones. Según la petrolera, la bolsa de hidrocarburos que podría estar bajo el subsuelo de las costas canarias equivaldría a una capacidad de producción del 10% de las necesidades diarias españolas de petróleo, esto es, una producción de unos 140.000 barriles diarios de crudo durante 20 años. Una capacidad de producción que, por un lado, reduciría la alta dependencia española del oro negro y por otro, contribuiría a disminuir el déficit comercial español en unos 28.400 millones de €. Un descubrimiento que, según Repsol y el gobierno de la nación, redundaría en beneficio de España y por supuesto de Canarias, donde la operación podría generar más de 50.000 empleos. No han faltado análisis de la propia Universidad de La Laguna que pronostican una mejora del 3% en la economía canaria. También otros organismos como el Colegio Oficial de Geólogos se ha mostrado a favor de las prospecciones y posterior explotación de petróleo. A juicio de este organismo habría petróleo suficiente para cubrir entre un 11% y un 15% del consumo nacional durante 25 años.

Por tanto, desde el establishment se vierten todo tipo de loas acríticas a favor de las operaciones de prospección y posterior producción de petróleo en caso de que las catas proporcionen resultados positivos. Unas alabanzas centradas únicamente en diagnosticar la operación como un proceso de producción de riqueza expresada en términos exclusivamente monetarios. Una interpretación usual por parte del enfoque económico dominante y los principales interesados en impulsar las prospecciones; la propia multinacional, la clase política afín a la misma y los medios de comunicación masivos, principales divulgadores del actual paradigma económico. Un tratamiento sesgado de la cuestión puesto que potencia aspectos característicamente economicistas tales como la cantidad de barriles producidos, el valor monetario de los mismos, la reducción del déficit comercial español, el volumen de empleos creados, la revalorización bursátil de la acción de Repsol, etc. Términos todos ellos que concilian, tal como hemos dicho al inicio de este texto, con el objetivo máximo y presuntamente beneficioso para nuestras sociedades capitalistas; el de crecimiento económico.

Un análisis tendencioso que se apoya en un término clave, el de producción, que contribuye a ocultar una realidad física que la economía convencional normalmente ignora de forma deliberada porque, de lo contrario, supondría poner en tela de juicio que esa máxima indiscutida, el crecimiento económico, sea efectivamente recomendable y universalizable para el conjunto de nuestras sociedades. Al utilizar el término producción se evita hablar de extracción del stock limitado de recursos fósiles y del coste de su reposición. Se contribuye así a encubrir muchos otros efectos emparentados con el ámbito físico de la explotación de petróleo que serían nefastos para el medio físico donde se desarrollarían; residuos, derrames y vertidos de crudo, deterioro del ecosistema marino, contaminación, riesgos para la biodiversidad marina, peligros para la actividad turística del archipiélago canario, deterioro social, agotamiento de combustibles fósiles, uso renovable de recursos, deterioro del patrimonio natural, etc.

Hace más de 250 años que se operó esa separación entre el ámbito físico de los procesos económicos y su vertiente monetaria. Un proceso progresivo que ha culminado con la idea actual de economía, desligada de cualquier referencia al coste físico de los procesos económicos y también divorciada de toda referencia moral o ética que no sea la máximización del beneficio. La denominada escuela económica de los Fisiócratas (s. XVIII) consideraba que la Economía debía orientarse a conseguir la mayor reproducción posible, mediante el conocimiento de los resultados físicos que asegure la recuperación de los recursos invertidos (La economía en evolución. José Manuel Naredo. 2003. Pág. 97). Para Francis Quesnay, su representante más conspicuo, producir era acrecentar (físicamente) las riquezas renacientes sin menoscabo de los bienes fondo (Raíces económicas del deterioro ecológico y social. José Manuel Naredo. Pág. 163). Una interpretación del proceso económico más próxima a disciplinas como la ecología que a la economía dominante actual, al remarcar que junto a la vertiente monetaria del proceso económico existe otro ámbito físico relacionado con la circulación de materiales que habría que rescatar del olvido, si queremos enderezar el rumbo de nuestro planeta.

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