viernes, 30 de noviembre de 2012

Procesos de confluencia

  
Oyéndolo, parece evidente que la unión del nacionalismo en Canarias sigue siendo imposible 
 — El principal obstáculo es el programa. Defendemos cosas totalmente diferentes. También nos separa que son unos tramposos y no respetan las reglas. Quienes provocaron la ruptura de manera predeterminada, los de la poda, no pueden estar porque ya nos engañaron una vez. El de la poda es, sin duda, Paulino Rivero.


Coalición Canaria, por medio de su secretario general José Miguel Barragán, ha anunciado un proceso de confluencia con Nueva Canarias de cara a las autonómicas que se celebrarán en 2015. Una declaración de la que se han hecho eco medios de comunicación de toda condición a pesar de que no deja de ser un anuncio vago (¿Proceso de confluencia? ¿Bajo qué objetivos y planes? ¿A qué nivel?). Además Román Rodríguez se ha apresurado a declarar que no está en la agenda de NC iniciar conversaciones con CC. Cuando una de las partes contratantes hace declaraciones de este tipo, despertando en la otra parte sorpresa, cabe detectar cierto oportunismo en el mensaje. Algo que, por otro lado, Coalición Canaria maneja muy bien. En cualquier caso no sorprenden este tipo de declaraciones en el ámbito de la política canaria, muy dada a declaraciones mediáticas con cierto grado de vacuidad.

Sin embargo, cabe preguntarse dos cuestiones al hilo de esta reciente declaración:

Paulino Rivero y Román Rodriguez
Primera: ¿Mejoraría la situación económica y social de las islas que dos formaciones de corte convencional como son CC y NC acerquen posiciones? ¿Realmente aportan algo al depauperado panorama político de las islas? Canarias necesita formaciones políticas novedosas capaces de ilusionar a una ciudadanía maltratada por una crisis brutal que en las islas está siendo especialmente virulenta. Formaciones con capacidad para devolver el prestigio a unas instituciones políticas desacreditadas. Partidos políticos que superen el inmovilismo que les caracteriza, con la aptitud para rescatar una acción política mancillada que tiene especial manifestación en unos índices de abastención electoral inadmisibles para cualquier clase de política a la que le importe, de veras, la opinión del ciudadano. Para las nuevas generaciones que están creciendo en un mundo profudamente desigual y con importantes retos globales ¿son atractivas dos formaciones cuyos engranajes de funcionamiento en cuanto a transparencia, democracia interna, modo de financiación, orientación al ciudadano… pertenecen al pasado siglo XX? Si vamos un poco más allá ¿Están preparados los actuales partidos políticos para solventar la dramática coyuntura actual? Analizando la vergonzosa respuesta que han dado al drama de los desahucios, por poner un ejemplo, tarde, insuficiente y mal, no lo parece.

Segundo: ¿Puede conjugarse un ideario presuntamente progresista con un programa político manifiestamente de derechas? En el relato político de NC se advierte una atractiva deriva progresista, que significa un contrapunto a subrayar en el discurso dominante en el Parlamento de Canarias. Sin embargo, ese discurso renovador no se traduce como tal en medidas reales de corte social, ambiental o de carácter más solidario. El proyecto ferroviario de NC en Gran Canaria, la ocurrencia de unir Fuerteventura y Lanzarote con un puente o la conformidad de NC con la construcción de la tercera pista de Gando no presentan diferencias significativas respecto de otras propuestas del resto de formaciones políticas canarias. Dentro de CC existen formaciones de corte progresista que, sin embargo, han quedado eclipsadas por un ideario conservador y camaleónico capaz de gobernar con cualquier partido político que esté dispuesto a prostituirse.

Los intereses políticos de cada formación son otra cosa. La estructura insular de la circunscripción canaria y el hecho de que cada una de las formaciones está mejor implantada que la otra en cada una de las provincias, hacen impepinable la confluencia de ambos partidos si, por un lado, Coalición Canaria no quiere continuar perdiendo apoyos y por otro lado, Nueva Canarias desea continuar creciendo. Es el clásico ejemplo en el que ambas formaciones se necesitan para sobrevivir y crecer en el mercado de la política. El hecho de que para algunos NC naciera del berrinche de su presidente en febrero de 2005 y que este haya declarado en numerosas ocasiones que nunca apoyará a ATI-CC, añade una importante cuota de amarillismo al asunto. Otra cosa muy diferente es que realmente gane Canarias con ese presunto proceso de confluencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario