domingo, 16 de marzo de 2014

Del PECAN 2006 a las DOSE 2014


Sustituyen el petróleo por el gas y continúan frenando nuestra soberanía energética; apuestan por unos ciclos combinados obsoletos, más caros que las renovables, hibernados en la península porque no pueden competir con la energía eólica… 


Muy ufanos se quedaron los parlamentarios canarios el pasado jueves presentando una proposición no de ley en la que se insta al Ejecutivo regional a establecer, como objetivo de las directrices energéticas de Canarias, el autoabastecimiento de su demanda energética desde fuentes renovables. La proposición se aprobó y los parlamentarios quedaron satisfechos con la buena acción del día.

Si de algo nos debemos de congratular en Canarias es del retraso de la introducción del gas natural en el mix energético de las Islas. Un gas altamente contaminante y peligroso que profundizaría la dependencia de Canarias de los combustibles fósiles y que, además, obstaculizaría el impulso de las fuentes de energía renovable. En 2006 el Plan Energético de Canarias (PECAN) el documento donde quedaba recogida la política energética que el Gobierno regional desarrollaría, hablaba no solo de incorporarlo sino también de incrementar su participación en el balance de energía primaria hasta el 20% en 2015.

El retraso en la construcción del Puerto de Granadilla en Tenerife (plataforma elegida para la ubicación de las plantas de gasificación) debido a la fuerte movilización social, es el elemento que ha demorado la instalación de esta fuente de energía en esta isla. Lo que ha postergado la puesta en funcionamiento del gas en Gran Canaria han sido los problemas para decidir qué administración local tenía la competencia final para designar la ubicación de la planta de gas. El resultado ha sido que, a fecha de hoy, la incorporación del gas en el mix energético de las islas ha sido nulo. Y ello a pesar del esfuerzo evidente del Gobierno regional para asentar la introducción de este combustible fósil en las Islas por medio de la polémica creación de GASCAN, la compañía transportista encargada de la construcción, almacenamiento y transformación del gas natural licuado. Entre sus integrantes figuraban los principales empresarios de Tenerife y Gran Canaria en el conglomerado empresarial Regional Canaria de Energía. Precisamente los problemas de materialización del proyecto y sus beneficios asociados es lo que llevó a que los propios empresarios decidieran vender su participación en 2011 (42%) a Enagás.

El PECAN 2006 también contemplaba impulsar la generación de energía por medio de fuentes renovables con un resultado igualmente desastroso. Sorprende que con las inmejorables condiciones que tienen las Islas para generar energía mediante fuentes renovables, los avances en esta materia hayan sido decepcionantes. Lo que puede atribuirse a que el Ejecutivo nunca haya tenido interés real en incorporar políticas de generación de energía a través de fuentes renovables. El hecho de que en los últimos 15 años no se haya instalado un solo molino de viento en territorio canario lo demuestran.

El seguimiento de los objetivos establecidos por el PECAN son bastante elocuentes; la reducción de la dependencia del petróleo de las Islas desde el nivel del 99,4% en 2005 hasta el 72% en 2015 ha fracasado rotundamente. En 2011 la dependencia canaria del petróleo se situaba aún en el 98,9%. Alcanzar un nivel de autoabastecimiento de energía primaria en 2015 de hasta el 8% también ha sido una decepción. Si partía de un nivel del 0,6% en 2005 solo se pudo alcanzar el 1,1% en 2011. En cuanto a la generación eléctrica mediante fuentes de energía renovables, el PECAN establecía alcanzar un nivel del 30% frente al 3,9% existente en 2005. A fecha de 2011 ese porcentaje solo había mejorado hasta el 6,4%.

Por tanto, a un año de cumplimiento de dicha planificación, el impacto del PECAN en el modelo energético existente en el Archipiélago ha sido realmente mínimo. Por esta razón, la revisión del PECAN prevista ha quedado sin efecto y el Ejecutivo canario ha decidido elaborar un documento denominado Directrices de Ordenación Sectorial de Energía (DOSE) con un horizonte temporal que llega hasta el 2020. Un documento que en apariencia es novedoso pero que adopta las misma líneas estratégicas del PECAN 2006, donde se indica que los objetivos enunciados en dicho documento siguen manifestándose con la misma urgencia (Pág. 265 Tomo I) incluida la introducción del gas. ¿Realmente se reduce la dependencia de Canarias respecto de los combustibles fósiles facilitando la introducción del gas natural? Aquí los Tomos II y III de dicho documento.

Antonio Morales ha denunciado brillantemente que dicho documento ha superado ya el periodo de exposición pública y su contenido no hace más que profundizar en el mismo modelo que veníamos soportando hasta ahora y en bloquear el desarrollo de las energías renovables.

Con todo ello resulta fácil entender el brindis al sol que el Parlamento de Canarias ha hecho aprobando aquélla proposición no de ley para exigir al Gobierno regional impulsar el autoabastecimiento de su demanda de energía mediante fuentes renovables. La proposición no de ley fue promovida por un diputado nacionalista y apoyada por todos los grupos del arco parlamentario salvo por el PP. ¿Qué sentido tiene esta proposición no de ley cuando las DOSE han superado el periodo de exposición pública y donde se hace una apuesta clara por la introducción del gas en las Islas? ¿Este comportamiento del Parlamento no parece reproducir el conflicto que existe en torno a las prospecciones petrolíferas entre el Gobierno central (Soria) y el Ejecutivo regional (Rivero)? En consecuencia ¿No cabe pensar que esta proposición no de ley no es más que otra pantomima promovida por el grupo parlamentario de Coalición Canaria? Si tanto interés tienen en potenciar las energías renovables ¿Por qué no una proposición de ley vinculante que fomente definitivamente las fuentes de energía renovables en las Islas? ¿A quién pretenden engañar?

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