sábado, 7 de febrero de 2015

Regreso al viejo desarrollismo en Canarias


No se puede apelar a las viejas fórmulas, hay que repensar las salidas y las soluciones (a la crisis). Y en ese repensar hay que insistir en que otra política económica es viable siempre que esté orientada a construir otra economía. (…) Las salidas tiene que basarse en el reparto y en la sostenibilidad. 


En las últimas semanas hemos asistido al rescate de algunos proyectos pendientes en los que Coalición Canaria siempre ha creído de un modo u otro. Éstos habían quedado aparcados debido a la crisis económica. Y es que el cajón nacionalista de las oportunidades de captación de rentas para sus redes clientelares da para mucho. Sobre todo en época preelectoral donde la necesidad de propaganda y publicidad para la campaña exacerba su avidez de financiación. De esta forma, hemos oído hablar recientemente del Proyecto Monumental de la Montaña de Tindaya en Fuerteventura, también de los proyectos ferroviarios diseñados para el sur y el norte de Tenerife, del proyecto de un circuito dedicado al motor en el sur de dicha Isla, o el proyecto del puerto de Fonsalía, muy vinculado a la finalización del tramo sur del anillo insular.

A estos proyectos, de potente impacto ambiental, alto presupuesto y necesidad social más que dudosa, tenemos que añadir el acomodo, por parte del Gobierno de Canarias, de las condiciones legales y jurídicas para hacer posible la construcción de nuevos hoteles, no necesariamente de cinco estrellas, siempre y cuando respondan a una serie de parámetros de calidad. A ello responde la aprobación por parte del Consejo de Gobierno de Canarias del anteproyecto de reforma de la Ley de Renovación y Modernización Turística. Hay que recordar que la citada ley fue aprobada en el año 2013 y hasta el momento posibilitaba solo la construcción de hoteles de cinco estrellas. La modificación de ahora es sustanciosa.

Extracción de áridos en Güimar. No Incineración
Igualmente, en este maremágnum de proyectos recuperados y modificaciones legales ad hoc para usar el territorio a conciencia, debemos añadir la nueva Ley de armonización y simplificación en materia de protección del territorio y recursos naturales. Una ley (en vigor desde el pasado día 26 de enero) que permitirá incrementar la capacidad de los Cabildos insulares para imponer a los ayuntamientos determinados proyectos considerados estratégicos para la Isla (vertederos, carreteras, líneas ferroviarias, industrias, depuradoras,…). El Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias ya ha valorado la Ley negativamente. Ojo con esta norma porque no guardamos buen recuerdo del uso arbitrario que los Cabildos insulares, y otras instituciones de poder canarias, han hecho del concepto de interés general, interés estratégico o interés social, según cada caso. El puerto de Granadilla o el tendido eléctrico de Vilaflor en Tenerife, la embotelladora de Taguluche en La Gomera, la central eléctrica en Llanos de la Higuera en Fuerteventura, así lo atestiguan.

El último anuncio que hemos oído en relación a esta manifiesta intención de desregular la ordenación del territorio en Canarias, al objeto de eliminar posibles controles y trabas que desde el punto de vista legal y jurídico puedan suponer un obstáculo para impulsar determinados proyectos, es la eliminación de la COTMAC. La Comisión de Ordenación del Territorio y el Medio Ambiente de Canarias es la encargada de velar por el cumplimiento de la legalidad instaurada en los planes insulares y es la que en última instancia proporciona o no la bendición a un proyecto. El Partido Popular y determinados grupos de poder hace años que persigue la supresión de la COTMAC. Y Coalición Canaria, por medio de su reciente candidato, acaba de proclamarlo hace muy poco.

Con estos antecedentes, parece que los mensajes lanzados están claros. Con base en un leve crecimiento del PIB y el empleo regional que apuntalaría una supuesta recuperación económica, vendida gracias a que en los últimos años el sector turístico se ha disparado, los poderes políticos y económicos del Archipiélago pretenden exprimir aún más el modelo económico de crecimiento tradicional basado en la explotación intensiva del territorio y sus recursos. González Viéitez ya lo adelantaba hace unos meses, denunciando las estrategias de algunos poderes económicos para incidir en las relaciones internas de Coalición Canaria e imponer un candidato afín a estos intereses.

Y esta es la cuestión inquietante de esta terrible crisis que sufrimos desde hace ya siete años y que en Canarias está siendo demoledora. Que no esté sirviendo para aprender. Lo turbador es que aún existan determinados agentes políticos y económicos que piensen que una vez superada la crisis, la economía española y en concreto la canaria, recuperarán la pujanza que presentaban en 2007 en términos de crecimiento y empleo. Quienes piensan esto denotan las pocas lecciones que han aprendido de la crisis, al pretender regresar a las mismas fórmula económicas de antaño, presuntamente exitosas.

Un pensamiento anclado en una filosofía económica obsoleta, que proporciona al crecimiento del PIB el objetivo último y primordial. ¿Qué alternativa se nos ofrece desde otras fuerzas mayoritarias que copan el Parlamento canario? Pocas. En general, se ignora que el planeta Tierra ha llegado a una limitación real de la cantidad física de recursos naturales disponibles para continuar creciendo como hasta ahora. Al componente ecológico - ambiental de esta coyuntura se le ha prestado muy poca atención con la excusa de la crisis. Incluso se ha despreciado. Y, sin embargo, es una cuestión fundamental puesto que permitirá ser conscientes de nuestras limitaciones para posibilitar otra salida de la crisis; más real, más justa y sobre todo diferente a como se ha hecho en épocas anteriores.

Hay que recordar que las tasas de crecimiento anteriores al año que precedió la Gran Recesión (2007) fueron posibles gracias a la extracción, apropiación y explotación de una cantidad descomunal de recursos (combustibles fósiles, minerales, agua, territorio, etc.) que fueron puestos al servicio de una maquinaria económica expoliadora. En la actualidad existe suficiente consenso como para considerar que esas reservas de recursos han entrado en declive o lo harán en breve plazo. Por tanto, es importante decir, alto y claro, que un modelo de crecimiento basado en la extracción intensiva de recursos situados en la biosfera, así como en el aprovechamiento económico del territorio, como existió antes de la crisis, no se volverá a repetir sin comprometer irreversiblemente la integridad del territorio y el planeta.

Quienes pretenden restituir este modelo económico tradicional no aportan nada nuevo. Es un modelo donde se explotan los recursos por inercia sin que ello se traduzca en una mejora real de los estándares de vida de los canarios. Se trata de un modelo que avanzará en el agotamiento y destrucción de los recursos existentes en el Archipiélago, contribuirá a consolidar las desigualdades que aquejan a la sociedad canaria, y a mantener un modelo económico con alto nivel de desempleo y condiciones laborales muy precarias.

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