viernes, 1 de abril de 2011

Inside Job; La mafia que nos gobierna


¿Por qué no se emprende una investigación más sistemática? (sobre la crisis)
Porque encontrarían a los culpables.

Nouriel Roubini. Economista
Inside Job

Un análisis sosegado del documental Inside Job, ganador del Óscar al mejor documental en la última edición, deja un sabroso y reconocible gusto a novela negra. Pero lejos de ser una ficción, el documental cuenta a través de un vitalista guión el proceso de implosión del sistema financiero mundial, con sede en EE.UU. y causante de la actual crisis económica mundial, con políticos, financieros, instituciones económicas internacionales, entidades bancarias y docentes de economía en el papel de unos actores muy creíbles cuyo principal leitmotiv ha sido y es el sofisticado pillaje a gran escala.

A principios del 2002, en pleno boom de la burbuja financiera e inmobiliaria, cuando ya no se creía en los ciclos económicos sino en el inagotable crecimiento económico alentado por la fortaleza del sistema financiero mundial, Joseph Stiglitz, advirtió de la facilidad con la que se podían comprar voluntades políticas por medio de un sistema de financiación de campañas electorales oscuro y secuestrado por la influencia de determinados lobbys. También puso el acento en el conflicto de intereses entre unas firmas de auditoría que carecían de alicientes para auditar de forma objetiva la situación financiera de sus clientes, de los que recibían importantes sumas de dinero, lo que incentivaba las prácticas contables fraudulentas. Todo ello en un contexto de exacerbada tendencia a la desregulación financiera que posibilitaba vía libre a este tipo de comportamientos. Estas fueron las claves de la caída del gigante energético estadounidense Enron Corporation en el 2001. (El capitalismo de amiguetes al estilo americano. J. Stiglitz. El País. 14.02.2002). Por eso las principales tesis que se desgranan en el documental de Charles Ferguson no nos sorprenden en absoluto sino que nos reafirman en la idea de que el mundo está gobernado por una refinada, planificada y organizada mafia que además se conocen entre ellos.

Nos percatamos hace mucho tiempo que los poderes económicos siempre se habían confabulado para obtener de la esfera política determinadas prerrogativas y componendas que favorecieran sus intereses particulares, siempre orientados a la búsqueda del máximo beneficio. Al fin y al cabo desde Adam Smith sabemos que es algo innato en el ADN del poder económico, conspirar para reducir las fuerzas competitivas del mercado y operar en régimen de monopolio. Lo inédito es la insolente facilidad, impunidad y descaro con el que unos señores que controlan el devenir económico-financiero de un país, están tan bien introducidos y relacionados con las altas esferas políticas, a las que influyen, unas veces de forma directa y otras por medio de potentes lobbys económico-financieros. El objetivo, intentar aprobar leyes orientadas a desregular a gran escala las estructuras económicas que articulan un país al objeto de flexibilizar sus controles. Una relajación de cortapisas que incentivó la expansión y multiplicación de complicados y sofisticados derivados financieros (subprimes, CDS, EDS...) por medio de los cuales las entidades bancarias no solo evitaban riesgos, también los trasladaban al resto de actores que intervenían en el proceso financiero, con el beneplácito de esa estafa institucionalizada que han sido y son las agencias de calificación de riesgos.

Un hecho, constatado con elocuencia a lo largo de toda la narración, prueba de cargo indiscutible de la degradación de esta sociedad, es la estrecha connivencia que mantienen la esfera económica y la esfera política con evidentes tintes delictivos y/o corruptos. Una connivencia que anula la clásica dicotomía libertad de mercado vs. intervencionismo estatal que se nos vende desde los medios con interesada pedagogía. En último término la clase política legisla, pero no para organizar y/o facilitar la convivencia de la Comunidad en el espacio público/privado, sino para favorecer los intereses del colectivo económico-financiero que la ha fagocitado por diversos medios. La facilidad con la que financieros se transforman en elocuentes políticos y políticos se convierten en codiciosos financieros, en un intercambio de papeles digno de la mejor obra de teatro, es una muestra tangible de ello.

Una reiterada y familiar pasarela entre el mundo de la política y la esfera de la economía que garantiza prerrogativas y cadenas de favores mutuas con un incuestionable conflicto de intereses que se ignora deliberadamente. A cambio nos venden el bulo ese de la mano invisible del mercado soportada por una democracia de pacotilla que da a luz esa contradicción a la que denominan democracia de mercado. Un sistema político-económico convenientemente justificado desde la etapa de Reagan por el mundo académico, los principales centros docentes del país y diversos Think Tank, con un relato hipotéticamente contrastado que se traduce en políticas fiscales regresivas, eliminación de controles a la actividad económica, reducción del gasto social, etc, ignorando el sufrimiento que imponen esa clase de medidas a la colectividad. Un brazo académico-ideológico que participa de este jugoso festín de componendas aleccionando y adoctrinando hábilmente tanto a estudiantes, hoy acríticos alumnos, mañana fervientes defensores de este credo neoliberal, como también al público general por medio de unos mass media que actúan como eficientes creadores de opinión favorable a ese ideario económico. Una monumental falta de ética que se muestra evidente para cualquier profano. Estos presumibles docentes, sin embargo, prefieren ignorarla, quedando retratados como auténticos mercenarios ideológicos a sueldo de los grandes conglomerados financieros, a los que el film despoja de argumentos en su propio terreno, el de las ideas.

La pregunta pertinente que nos hacemos a medida que avanza el film, es tan irreprochable como ingenua; ¿Cómo hemos permitido todo este torrente de corrupción? La respuesta está en la insultante y completa ausencia de asignación de responsabilidades a los arquitectos del actual sistema financiero y a la clase política que les ha abierto el camino, amparados por un sofisticado engranaje donde prima la irresponsabilidad. Una irresponsabilidad permitida, alentada y convenientemente organizada (Ulrich Beck. 1995) por el tándem político-financiero y sus grandes baluartes internacionales (agencias de calificación, FMI, BM...), que en última instancia garantiza la supervivencia de este andamiaje económico-político, rescatado de la quema reiteradamente, obviamente, con ingentes sumas de dinero público. Un bucle perverso difícil de detener porque no se quiere decir NO a los bancos, ni denunciar los impunes desmanes que se cometen en nombre de una presunta democracia y una supuesta libertad que los medios de comunicación pregonan a los cuatro vientos y las maquinarias políticas no dejan de repetir como un soniquete que nos encandila en cada cita electoral. Tampoco parece existir una justicia capaz de cumplir firmemente con su cometido.

Un documental pesimista que dibuja un futuro con alta probabilidad de reeditar todo este pasado aterrador, salvo que la ciudadanía quiera decir NO a las entidades financieras como se ha hecho en Islandia (en el pasado laboratorio de experimentación de este poder financiero neoliberal, al igual que Irlanda) en un ejercicio de democracia directa sin precedentes en Occidente. (Islandia, el país que castiga a los banqueros culpables de la crisis. 24.03.2011). Esta parece ser la única salida.

3 comentarios:

  1. Acertada reflexión sobre un documental necesario. Muy complicado seguir el camino de Islandia diciendo NO a los bancos que exigían un rescate abusivo como los que han impuesto a Grecia,a Irlanda e impondrán a Portugal. La pertenencia a una UE gobernada por politicas neoliberales es paradojicamente el mayor Handicap.
    Futuro complicado.

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  2. Es cierto lo que comentas. Hay quien dice que esta salida era la única que podía tomar Islandia ante la dimensión de su bancarrota.

    http://www.elpais.com/articulo/primer/plano/Islandia/enjaula/banqueros/elpepueconeg/20110403elpneglse_2/Tes

    Sea cierto o no hay un hecho incuestionable, que es que su gente se ha movilizado, han logrado cambiar su gobierno, han cambiado la constitución y se han convocado dos referendum con resultado negativo para los interese financieros.

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