martes, 25 de junio de 2013

Desigualdad y pobreza en Canarias (II)

   
Esta pérdida de peso de los salarios ha provocado que España sea uno de los países con mayor desigualdad de Europa.

Hay alternativas. Navarro, Torres, Garzón. 2011. 

En el artículo anterior hemos reflexionado sobre los fenómenos de la desigualdad y la pobreza en Canarias. Hemos mantenido la tesis de que estos fenómenos avanzan en nuestro archipiélago por factores internos tales como una estructura productiva que crea condiciones desiguales y una ausente política redistributiva por parte del ejecutivo autonómico. Veamos algunas cifras.

En la Encuesta de Estructura Salarial del 2006, dos años antes de la crisis, Canarias mantenía el segundo salario medio anual más bajo de España con 16.431,12 €. Cuatro años después, en 2010, la misma encuesta, la última que se ha realizado, sitúa al archipiélago como la comunidad autónoma con el menor salario medio de España con 19.315,56€. Si analizamos el tipo de actividades que se practican en el archipiélago entenderemos a qué se debe este fenómeno. La economía canaria no destaca por contar con tareas de alto valor añadido como las relacionadas con la innovación y la I+D+i, las actividades financieras y de seguros, la información y las comunicaciones o la gran industria. Más bien destaca por las ocupaciones relacionadas con la hostelería, el turismo de sol y playa, la construcción o las actividades inmobiliarias. Según la Encuesta de Estructura Salarial, estas profesiones se retribuyen con salarios bajos. Por lo que es relativamente coherente que si en un territorio predominan profesiones retribuidas con bajos salarios, sea ese territorio el que presente el menor salario medio. Todo ello tiene importantes implicaciones en la construcción de un mercado interno frágil puesto que, desde el punto de vista económico, de partida contará con un nivel de demanda interna débil. Canarias no es ajena a esta descripción.


El encargado de establecer un marco legal e institucional que facilite los intercambios de mercado es el sector público. Como regulador es, además, el responsable de trabajar para construir un modelo productivo centrado en tareas punteras, de alto valor añadido y que reporten a sus ciudadanos un nivel de bienestar suficiente. Mediante la modificación de este marco institucional el sector público puede influir en los precios de los bienes y de los factores intercambiados en el mercado. Por tanto, tiene la posibilidad de modificar la distribución primaria de la renta. Para ello debe crear las condiciones económicas y políticas necesarias para que ese modelo productivo genere empleo de calidad con salarios remunerados de forma competitiva, fomentando así la igualdad. Desde luego esto no se consigue invitando exclusivamente a operadores de telefonía que ofrecen actividades de baja cualificación a instalarse en las Islas, tal como hizo el ejecutivo canario hace un año.

En etapas de crisis profunda la destrucción de empleo es más fácil y virulenta en este tipo de economías. La colocación de toda esa fuerza de trabajo ociosa es más difícil debido a su formación insuficiente. Si además de ello contamos con un sistema educativo que no permite el reciclaje de esa fuerza laboral y un mercado de trabajo que no ofrece otros nichos de empleo como alternativa, obtenemos como resultado una economía con un alto desempleo y de larga duración. Canarias es un ejemplo de libro de todo ello donde, además, con los recortes aplicados en Educación y unas prestaciones por desempleo limitadas, más que luchar contra la desigualdad y la pobreza parece que se trabaja deliberadamente para su consolidación. ¿Quién es el responsable de que el modelo productivo canario cuente con estas características? El estado español participa en la definición de ese marco institucional pero también lo debe hacer y de forma directa la comunidad autónoma. Antes de la crisis Canarias ya tenía estos problemas en su modelo productivo. ¿Cuáles son las acciones desarrolladas por el ejecutivo canario para crear un modelo productivo basado en la innovación, la alta cualificación, la investigación o la calidad? ¿Responde el nuevo Régimen Ecónomico y Fiscal (REF) de Canarias a estas exigencias?

Desde el año 1996 hasta el 2007, Canarias registró una tasa de variación anual de su PIB que osciló en torno al 3%. Sin embargo, ni la desigualdad ni la pobreza se vieron reducidas durante ese largo periodo de bonanza en proporción similar. Para el año 2000 el INE situaba el % de personas bajo el umbral de la pobreza en Canarias en el 22,6%; en el 2004 en el 24,1% y en el 2007 en el 26,8%. Para el conjunto del estado español ese indicador fue de 18,4%, 19,9% y 19,7% respectivamente. Lo que denota el comportamiento de esa variable es que el modelo productivo canario no solo generó desigualdad y pobreza durante la expansión económica en mayor proporción que en el resto del estado español, sino que los esfuerzos por contener el incremento de esas variables por parte del ejecutivo autonómico fueron totalmente nulos.

Asimismo, la tasa de riesgo de pobreza en la comunidad autónoma de Canarias se incrementó del 24% en 2007 al 35% del año 2012, un incremento meteórico que muestra un fenómeno común en toda España; en periodos de profunda crisis las magnitudes que tienen que ver con la pobreza y la desigualdad social crecen con fuerza. Las condiciones de creación de esa desigualdad se han enquistado tanto en el sistema productivo canario que ya forman parte de su ADN y es muy difícil paliarlas en épocas de crisis. ¿Dónde fue a parar la riqueza generada en el último periodo de bonanza del archipiélago? ¿En manos de quién está esa riqueza? La Agencia Tributaria, en un estudio del 2011 estableció que solo el 0,2% de la población canaria concentraba el 80% de la riqueza del archipiélago. Esto son datos y está muy lejos de ser ideología.

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