En esta época de carta de ajuste, la ironía nos asalta con fuerza. Los estados que rescataron con grandes y generosas inyecciones de dinero público hace un año el sistema financiero internacional, maltrecho por el contagio global de las hipotecas subprime, son en la actualidad los que están contra las cuerdas y en manos de los actores de ese mismo sistema financiero que contribuyeron a rescatar. El déficit, la deuda pública y las tasas de paro elevadas amenazan la solvencia financiera y política de esos estados, presos de un sistema económico donde la economía virtual y la financiera dominan sobre la economía real y social.
Fueron necesarias tres reuniones del G-20 (Washington, Londres y Pittsburg) para que los gobernantes allí reunidos hace dos años, emitieran discursos de gran pomposidad y con pretensiones históricas sobre la necesidad de que el sistema financiero internacional tenía que ser regulado en un intento de limitar la libertad (libertinaje) de la que habían disfrutado durante los últimos 25 años. Era la nueva refundación del capitalismo se decía. Se llegaron a comparar estas citas con las reuniones de Bretton Woods celebradas a finales de la 2º Guerra Mundial (¿Qué fue Bretton Woods? El País. 15.12.2008)
Ese sistema pendiente de regulación y refundación es el que ha declarado por medio de sus principales actores, FMI, Banco Mundial, agencias de rating y especuladores varios, es decir, instituciones que están lejos de ser democráticas pero que se inmiscuyen en la soberanía de cada país, que no hay otra alternativa de política económica que recortar el gasto público por medio de la reducción de la inversión y el gasto social. Ni rastro de modificar las partidas de ingresos por medio de una fiscalidad progresiva sobre las rentas del capital más altas, ni hablar de elevar la tributación a las grandes compañías multinacionales que operan en cada país y por supuesto ninguna mención a imponer una tasa que grave los movimientos bancarios con el fin de crear un fondo contracíclico que contribuya a paliar las crisis financieras. Tampoco hay intenciones de tocar el gasto militar o nuestra presencia en Afganistán. Un auténtico y vital ejercicio de pensamiento único. Le han dado la vuelta a la tortilla. Está clara la relación de fuerzas. El resultado más evidente será un recorte de medio punto en la previsión de crecimiento de la economía española para el 2011 (El ajuste del gasto recortará medio punto el crecimiento en 2011)
Con motivo de ese recorte en el gasto público que deberá acometer España en los próximos meses a la medida y el dictado de los organismos que manejan el cotarro financiero internacional, el Sr José Blanco, actual ministro de Fomento del gobierno de España, ha dicho que todas las obras de Fomento se retrasarán al menos un año en un intento de dar preferencia solo a las obras realmente necesarias (Todas las obras de Fomento se retrasarán al menos un año)
Esta invocación fortuita y urgente al minimalismo constructivo, a hacer más con menos con apremio, demuestra implícitamente que aún no siendo necesarias se han acometido muchas intervenciones de difícil justificación económica, social y medioambiental en los últimos años. Ahora, según el ministro, antes de "construir más, debemos ser capaces de sacar mejor rendimiento a las que tenemos"
No sorprenden las palabras del ministro, teniendo en cuenta que el ministerio ha impulsado un plan de infraestructuras descomunal y derrochador de recursos con una inversión en los últimos cinco años que ha pasado de los 10.000 a los 19.000 M €. Además, “El ministro destacó que a partir de ahora se incluirán medidas como un análisis de las previsiones de demanda y de explotación de instalaciones viarias, ferroviarias, aeroportuarias y de los puertos. Esto afectará también a los que se encuentran en fase de redacción, con el fin de "considerar la viabilidad económica de los proyectos y la conveniencia de ejecutarlas por fases, para acomodar así la inversión a las necesidades reales de la demanda". (Fomento cierra el grifo de las obras públicas. Expansión. 20.05.2010)
Celebramos que el ministro haya prescindido del habitual discurso retórico y reconozca que es necesario reconsiderar muchos de los proyectos en redacción aunque solo sea implícitamente y por obligación como producto del plan de austeridad. Lo que sorprende es que esta evocación de la eficiencia haya llegado tan tarde. ¿Es que esto no se hacía antes? ¿Acaso la viabilidad económica de los proyectos no traía aparejada un estudio riguroso de las necesidades reales y de la demanda? ¿Responden los proyectos de infraestructuras a criterios económicos y sociales o a otras consideraciones de índole política? ¿Se utilizan las infraestructuras como moneda política de cambio en algunas comunidades autónomas? ¿Impulsan las grandes intervenciones determinados grupos económicos que mantienen una alta connivencia con el poder político en cada zona?
La realidad es que, como garante del dinero de los contribuyentes y de la eficiencia en la aplicación del gasto que se supone que es, al menos en teoría, el Ministerio de Fomento, no ha sido capaz de proponer planes de infraestructuras menos lesivos con el territorio que los impulsados hasta el momento
Se han echado de menos intervenciones que valoraran, con análisis serios e independientes, la verdadera necesidad de las mismas, proyectos que incorporaran criterios de sostenibilidad ecológica y social, en fin, planes que privilegiaran el carácter cualitativo de las obras y no la bulimia constructiva per se que ha llenado el paisaje español de estaciones de AVE, aeropuertos, soterramientos de vías de transporte, puentes, desdoblamientos de autopistas, circunvalaciones, etc. (Punto final al festín de las obras públicas. El País. 16.05.2010)
Se han echado de menos intervenciones que valoraran, con análisis serios e independientes, la verdadera necesidad de las mismas, proyectos que incorporaran criterios de sostenibilidad ecológica y social, en fin, planes que privilegiaran el carácter cualitativo de las obras y no la bulimia constructiva per se que ha llenado el paisaje español de estaciones de AVE, aeropuertos, soterramientos de vías de transporte, puentes, desdoblamientos de autopistas, circunvalaciones, etc. (Punto final al festín de las obras públicas. El País. 16.05.2010)
En Canarias también se ha vivido una voracidad constructiva desproporcionada en los últimos 15 años, producto del dinero a raudales que ha entrado en las islas con cargo a los fondos de cohesión europeos y de la ausencia total de un debate público que justificara económica, social y ambientalmente muchos de los proyectos planteados. Proyectos impuestos en muchas ocasiones por las administraciones promotoras haciendo un uso erróneo, por no decir fraudulento, de un concepto, el de interés general, muy socorrido cuando de lo que se trataba era de justificar una infraestructura sobre el papel pero sin argumentos precisos e independientes. Es decir, pura retórica institucional de la que daremos cuenta en los próximos artículos.
Foto 1: Highway #1. Los Angeles, California, USA, 2003
Foto 2: Nanpu Bridge Interchange. Shanghai, China, 2004. Edward Burtynsky
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