martes, 14 de febrero de 2012

Claves para una visión crítica de Canarias (1)


Se impone entonces una tarea fundamental a quien la sienta: hay que arriesgarse a proponer al menos un borrador de los principales temas eventualmente estructuradores de un pensamiento de la humanidad en peligro.


Frente a la autocomplaciente e interesada visión idílica que suele darse a las condiciones de vida en Canarias, muy emparentada con una estrategia turística positiva, que no se dudan en degradar cuando de lo que se trata es de solicitar ayudas públicas (mal aplicadas luego porque no se mejoran las condiciones), enfrentamos una visión crítica a través de algunos conceptos que consideramos importantes. El objeto es identificar una serie de temas clave que definan un mapa que nos ayude a tomar perspectiva de la situación social, económica y ambiental manifiestamente mejorable que existe en Canarias. Lo que sigue es una subjetiva cartografía crítica de Las Islas Afortunadas:

1. Autoritarismo y déficit democrático:
Las numerosas Iniciativas Legislativas Populares (ILP) presentadas ante el Parlamento canario son una demostración inapelable de que hay un sector de la sociedad canaria que desea participar en la vida política de las islas. Las ILP son un indicador intuitivo de la frustración política de parte del electorado canario, que se muestra insatisfecho o profundamente afectado por determinadas decisiones de sus representantes. El empeño de estos colectivos sociales de participar en la vida política de las islas, a través de los escasos y restrictivos medios que la legislación les permite, es una prueba sólida de su interés por cambiar las cosas utilizando estos medios. Lo que a su vez es una demostración cualitativa de su intención por dialogar, discutir y debatir muchas decisiones críticas. El rechazo del Parlamento canario a ciertas ILP o no permitir siquiera la discusión y trámite de muchas otras, nos muestra el verdadero carácter de un parlamento profundamente autoritario en sus decisiones y con una alta aversión a la deliberación pública razonada. No permitir la expresión política de sus propios ciudadanos, no contar con sus demandas, son muestras del enorme déficit democrático que afecta a las instituciones canarias, lo que para muchos redunda en un menor bienestar. No son casuales las altas tasas de abstención electoral presentadas en los comicios autonómicos. En las autonómicas de 2011 la abstención superó el 37% con más de 560.000 votos, primera fuerza política en Canarias.

2. Tripartidismo:
Una ley electoral de las más antidemocráticas de toda Europa, pergeñada durante los años 80 para favorecer la permanencia en el poder de sus impulsores, ha posibilitado que los tres partidos mayoritarios en Canarias, CC, PSOE y PP se hayan perpetuado alternativamente en el poder. El problema tiene que ver con la ingeniería política aplicada para concebir y diseñar una ley electoral cuyo objetivo es frenar el acceso al parlamento de grupos minoritarios que pudieran poner en peligro la hegemonía del tripartito. El resultado ha sido que formaciones políticas más pequeñas, de raigambre local o insular, tengan vetado el acceso al Parlamento y por tanto que la representatividad del mismo sea ridícula. La evidencia empírica dice que una sociedad cuyo parlamento expresa la diversidad de opiniones y posturas que la integran, resulta más igualitaria que otras donde el Parlamento se encuentra restringido a unos pocos y privilegiados partidos políticos. Un tripartidismo responsable de una situación económica y social crítica. Son ellos y no otros actores los que han tenido en sus manos los instrumentos necesarios para dirigir Canarias por la senda del desarrollo. Los principales indicadores económicos, sociales y ambientales muestran el fracaso más rotundo de sus políticas. La alternancia en la jefatura del gobierno, como socio principal del mismo o como principal responsable de ejercer oposición, les permite diluir sus responsabilidades en cada etapa o asociarse a conveniencia cuando sus posturas ideológicas son, en teoría, antagónicas.

Canarias Insurgente
3. Corrupción:
Eólico, Las Teresitas, Tindaya, Forum Filatélico, Góndola, Faycán, Unión, Jable… son los nombres de la ristra de casos de corrupción que han contaminado la vida política y económica en Canarias en los últimos 20 años. Casos de corrupción directamente vinculados con cuestiones urbanísticas, concursos para impulsar parques eólicos, tramas de presunta financiación ilegal, licencias ilegales para hoteles, despilfarro de dinero público, etc, llevan a una conclusión lapidaria, la corrupción en Canarias está institucionalizada. Únicamente en la operación Unión y Jable, la mayor trama de corrupción urbanística en las islas, con el permiso del Caso Las Teresitas, se contabilizan más de 100 imputados donde el 21% de los cargos públicos de Lanzarote han tenido que renunciar a sus responsabilidades. La corrupción forma parte del engranaje político-económico que hace mover el sistema en las islas. Un engranaje subrepticio, furtivo, que es puesto en marcha por quienes pretenden lucrarse ilegalmente contra los intereses de lo público. El hecho de que la corrupción afecte a los tres grandes partidos políticos canarios es ilustrativo del nivel de degradación existente. Y hay una cuestión fundamental que contribuye a desprestigiar la institución de la Justicia y profundiza la desafección política; en Canarias no solo se eternizan los casos de corrupción en los que se encuentran vinculados altos mandatarios políticos o figuras del poder económico, son casos que, sospechosamente, se archivan o se condenan con penas irrisorias para sus perpetradores. Lo que apuntala la idea de que en Canarias no pasa absolutamente nada cuando la corrupción florece.

4. Antiecologismo:
Un territorio privilegiado por las fuerzas creadoras de la naturaleza desde el punto de vista climático; un paisaje peculiar, de alto valor y que cuenta en su haber con cuatro parques naturales en el que uno de ellos es el más visitado de toda España; una economía altamente dependiente de la actividad turística; una de las zonas con mayor nivel de biodiversidad del mundo; la fragilidad intrínseca de un territorio fragmentado; un territorio de carácter insular donde sus costas son un elemento definitorio, vital y de importancia fundamental para la economía e identidad canaria, serían suficientes razones en cualquier parte del mundo para dar prioridad máxima a la conservación del territorio, al respeto medioambiental y a la sostenibilidad. En Canarias, en cambio, las posturas ecologistas se denigran y se estigmatizan. Canarias cuenta con un volumen significativo de legislación dirigida a la protección medioambiental que, sin embargo, no se respeta, no se cumple, o directamente no se tiene en cuenta. La proliferación de numerosos planes de desarrollo urbanístico que incumplen flagrantemente normas básicas de protección medioambiental, son una muestra inapelable de ello. Una legislación medioambiental que no ha dudado en ser modificada por decreto y de forma opaca cuando los intereses económicos se han visto amenazados (nuevo catálogo de especies protegidas, 2010). En Canarias cuando los intereses económicos puestos en juego no son significativos la legislación medioambiental se respeta razonablemente. Cuando aquéllos son importantes en cambio, no se duda lo más mínimo en incumplir las leyes medioambientales consensuadas democráticamente. Un comportamiento antidemocrático de nuestros poderes que habla por sí mismo.

5. Gigantismo:
Llamamos Gigantismo a esa política de carácter superlativo que se manifiesta en Canarias con acciones de gran repercusión mediática, elevado coste relativo, alto impacto ambiental y sobrevalorados beneficios sociales. El puerto industrial de Granadilla es un ejemplo de ello. También lo han sido las propuestas de transporte ferroviario planteadas para las islas capitalinas o el vaciamiento de la montaña de Tindaya en Fuerteventura. Pero lo que hace interesante esta práctica es que el Gigantismo no solo se manifiesta en el sector de la economía. También se hace palpable en la arquitectura y el urbanismo (PGO de Santa Cruz invasivos, Auditorios, promociones hoteleras), en la energía (plantas de gas natural, prospecciones,…) y como no podía ser de otra manera, en el sector de la Cultura. ¿O no es un mero ejercicio espectacular y desequilibrado que la iniciativa privada (o la pública) traiga a iconos de la música popular como Sting, Springsteen o Elthon John, con todas las Administraciones Públicas pregonando que es la mejor campaña de publicidad para las islas, al tiempo que la cultura popular canaria malvive en términos presupuestarios? Un Gigantismo que se aplica imperativamente, dotando a todas estas iniciativas del marchamo de un dudoso interés general y sin participación ciudadana de ningún tipo.

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