miércoles, 4 de junio de 2014

Recuperar la calle, detener las prospecciones


Resulta que es fácil venirse abajo. Ellos tienen una declaración de impacto ambiental favorable. Tenían prisa puesto que Medio Ambiente la comunicó en rueda de prensa sin esperar a su publicación en el BOE. También está la potencia y la influencia política de una multinacional española, capaz de regalar un buen retiro en su consejo de administración a los que muevan los hilos regulatorios a su favor. Además, el exministro Miguel Arias Cañete mantiene intereses en los negocios vinculados a los combustibles fósiles. Y por si fuera poco, los continuos choques entre Soria y Rivero no auguran nada bueno. Con estos hechos es comprensible derrumbarse ante la autorización de las prospecciones petrolíferas frente a Canarias. Parece que todo está en contra y navegamos a contracorriente.

Y sin embargo, resulta terapéutico recordar los triunfos del movimiento ciudadano y ecologista canario en El Hierro, paralizando la instalación de un radar en Malpaso; en Tenerife, impidiendo que la zona de El Rincón se urbanizara o evitando la afección de un tendido eléctrico diseñado sobre varios territorios de gran valor ecológico y paisajístico en Vilaflor; en Fuerteventura atajando el vaciamiento de la Montaña de Tindaya; en La Gomera parando la instalación de la embotelladora de Taguluche…Estos y muchos otros eran desafíos imposibles pero se consiguieron bloquear con la movilización colectiva de casi todos. Esas son nuestras victorias que no son menores ¡vaya si no son menores! Esas son sus derrotas, derrotas flagrantes.

El próximo 7 de junio tenemos otra cita vital. Estamos convocados a manifestar, una vez más, nuestro desacuerdo con la ejecución de las perforaciones por parte del consorcio que lidera Repsol. La crisis por la que transitamos ha hecho olvidar el tratamiento y solución de los problemas ambientales que sufrimos bajo el pretexto de que no son prioritarios. Y desgraciadamente lo siguen siendo. Hay un conflicto permanente entre economía y ecología aún no resuelto que nos interpela como ciudadanos.

La terrible ubicuidad del vehículo privado en el campo y la ciudad de nuestras Islas, la ausencia en el Archipiélago de un buen sistema de transporte colectivo y público, la enorme huella ecológica de nuestra actividad turística desaforada, la pérdida de las mejores tierras de cultivo en beneficio de infraestructuras prescindibles, la creciente contaminación de nuestros acuíferos, la ausencia de una estrategia de reutilización y reciclaje de los residuos que generamos...La construcción del puerto industrial de Granadilla en Tenerife y la extracción ilegal, sin control, de sus materiales del propio territorio…La alta dependencia de los combustibles fósiles. Todos ellos problemas que nos afectan directamente y redundan en una pérdida de bienestar colectivo.

En pleno siglo XXI las soluciones a estas agresiones están desamparadas políticamente por parte de los grandes partidos que (des)gobiernan Canarias. Y ante ese flagrante e imperdonable abandono es tiempo de reactivar el movimiento ecologista y ciudadano en las Islas en un momento en el que los atentados a nuestro territorio se suceden con el autoritarismo de siempre, con la misma limitación de la participación de la gente y con una ausencia de democracia total. Todo ello sin que a nuestros responsables parezca importarle lo más mínimo, lo que da idea del caciquismo que padecemos y sufrimos.

Por ello no podemos conformarnos con simples parches y remiendos. No se trata de nuestro futuro que ya se presenta negro, sino el de nuestros hijos. Tenemos argumentos solventes y suficientes para impulsar un nuevo modelo económico amable con nuestro paisaje. Porque es la base de nuestra economía, porque es el sustento de nuestra vida, porque el paisaje tiene un alto componente simbólico y emotivo que si desaparece o deteriora se esfumará también nuestra esencia.

Ya no es suficiente con la paralización de las prospecciones, aunque ese sea el objetivo más urgente ahora. Para el ciclo electoral que viene es necesario interiorizar que si los partidos no contemplan en su programa una estrategia consensuada y participada con la gente, dirigida a un cambio en el modelo económico, no será una opción política posible. Será un modo más de saquear lo que nos rodea y de empobrecernos. Y tendremos que seguir apagando fuegos.

Que no nos calcen el traje negro de las prospecciones y el petróleo. Rescatemos en Canarias la lucha por la transformación de nuestra sociedad que tanto nos ha aportado. Sustituyamos este paradigma económico basado en el monocultivo turístico y los combustibles fósiles por otro donde la ecología, el respeto a los límites naturales y la democracia sean sus principios rectores innegociables.

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